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Una vez más, y aunque con cierta melancolía por dejar atrás, nos sumergimos en una aventura hacia Falset. Sin muchos preámbulos, pues el trayecto es largo, nos embarcamos en esta nueva experiencia.

La iniciativa del equipo de Hostal Sport nos brindó la oportunidad de descubrir algo más que una región vinícola, de una manera totalmente distinta a lo convencional en el enoturismo. Aquí no encontrarás majestuosas bodegas diseñadas por arquitectos de renombre, ni grupos de turistas pagando una entrada para recorrer depósitos y barricas y luego degustar vinos sin alma. Esto es algo diferente, algo más allá, que nos sumerge en el por qué del mito, en la magia cautivadora de un terroir y unas viñas que, cuando se respetan, ofrecen algo único en distinción y autenticidad.

Después de instalarnos en nuestro encantador alojamiento y sin apenas tiempo para explorarlo, nos dirigimos a almorzar en el destacado Celler del Aspic, recomendado por Joan. Se trata de un lugar que ofrece una excelente relación calidad-precio, del que hablaré en otra ocasión, ya que pronto nos recogió Sara Pérez para comenzar nuestra inmersión en el Montsant-Priorat.

Montsant, desvinculado de la D.O. Tarragona, se extiende alrededor de Falset, rodeando y limitando con la D.O.Q. Priorat. A pesar de su cercanía, las diferencias entre Montsant y Priorat son significativas, desde la orientación y altitud hasta las variedades de uva y, sobre todo, los suelos, con arcillas en Montsant y la famosa pizarra descompuesta (licorella) en Priorat, cultivadas principalmente con garnacha y cariñena, respectivamente.

Nuestra jornada con Sara en Venus nos llevó a probar blancos en sus inicios, donde su pasión y conocimiento nos cautivaron. Destaco especialmente la búsqueda del terruño y la tipicidad a través de un macabeo profundo y un xarel.lo con una frescura envidiable.

Después, en los tintos Venus y Dido, experimentamos una facilidad de consumo y suavidad en los taninos, que pronto se vieron eclipsados por lo que nos aguardaba.

Sara nos condujo entonces a las fincas de garnacha y syrah donde nace Martinet Bru, una experiencia que desafía las convenciones del enoturismo convencional. Probamos las añadas 2008 y 2009, donde la frescura y la mineralidad de la primera nos dejaron fascinados, mientras que la segunda, aunque cerrada en ese momento, prometía grandes cosas.

Continuamos nuestro viaje hacia Els Escurçons, donde la garnacha nos emocionó con su expresión única del terroir. Las añadas 2008 y 2009 nos mostraron diferentes facetas de esta noble variedad, desde la frescura y tensión hasta la elegancia y delicadeza.

Regresamos a la bodega para descubrir los proyectos innovadores de Sara, incluyendo el uso de cemento y tinajas de barro para la crianza de vinos, alejándose de la influencia excesiva de la madera. Nos despedimos con una lagrimilla, agradecidos por vivir esta experiencia única.

De vuelta en Falset, disfrutamos de nuestra estancia en el encantador Hostal Sport, que renació de sus cenizas para convertirse en un referente de calidad hostelera. Cena tras cena, nos deleitamos con los manjares de la región, como las albóndigas con alcachofas que evocaban los recuerdos de Les Escurçons.

Al día siguiente, nos despedimos con la promesa de volver y explorar más a fondo lo que la región tiene por ofrecer.

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