miércoles, 21 de octubre de 2015

Fedellos do couto


El gallego es una lengua enormemente rica. Muchas veces, la diferencia entre un sustantivo, o un adjetivo y otro está en una mera cuestión de matices, muchas veces difícilmente perceptibles para el forastero.

Por ejemplo, no es lo mismo alguien inquieto o nervioso, "inquedo", que dirían desde el gallego más normativo, un bulideiro o un bulebule, como se tildaría al típico niño que no para quieto, que un "fedello". El "fedello" se aplica, en una jerga específicamente agrícola, a alguien inconformista, que no acepta las fórmulas heredadas y cuya filosofía es probar, experimentar, buscar... sin parar, sin descanso.

Fedellos do Couto representa en Ribeira Sacra la segunda generación de recuperadores, aquellos encargados de consolidar la zona como uno de los grandes terroirs del mundo a través de vinos diferentes, expresivos y cargados de tipicidad.


Si difícil era en su día poner Ribeira Sacra en el mapamundi, no menos difícil es ahora asomar la cabeza sobre el enorme trabajo (traducido en grandísimos vinos) que han hecho ya Algueira, Raúl Pérez, Dominio do Bibei, Guímaro…, intentando que nuevos vinos destaquen y se distingan. Hace falta encontrar los viñedos apropiados y trabajarlos con ideas, inquietud, respeto y sobre todo juventud de espíritu, pensando que seguimos al principio de algo grande.

Todo comenzó en la propiedad de un fedello, Luis Taboada, y su Pazo do Couto, que aun teniendo su origen en el siglo XII, es una de las pocas heredades existentes en la zona que no ha sido fragmentada hasta la disolución por la sucesión minifundista autóctona. La suerte quiso que algo tan ancestral topara con un revolucionario del viñedo, Pablo Soldavini, fedello y defensor de volver al origen y a la armonía con la tierra a través de la viticultura orgánica. Unidas propiedad y manos que atiendan la viña, quedaba transformar todo en vino, y la gesta sólo podía caer en más mentes inquietas, fedellos, capaces de algo tan subversivo como que lo que hay en la viña se perciba en la copa de la manera más directa y natural. Curro Bareño y Jesús Olivares proceden de la que posiblemente sea la cantera de la vanguardia elaboradora en España, Gredos y el entorno de Comando G. De allí viajaron al norte y se empaparon del terroir de Ribeira Sacra a través de sus trabajos en Ronsel do Sil.





Y de la unión de estos talentos surgen los vinos de la cosecha 2013, elaborados con sencillez y sin apriorismos, basándose en los conocimientos adquiridos en el este y la experiencia del noroeste. Los cuidados racimos permiten arrancar fermentaciones con levadura autóctona. Vinifican por fincas, aprendiendo de cada una. Las maceraciones son suaves, aunque sin caer en las modas de la infusión ligera, y el envejecimiento se hace fundamentalmente en barricas usadas grandes.

En el mercado hay actualmente tres vinos, comenzando por un sugerente monovarietal de merenzao llamado Bastarda. Elaboran su particular interpretación del “Cru” Cortezada, en las inmediaciones del Pazo, también trabajado en su parcela por Algueira, en lo que me parece un paso de gigante hacía la primacía del terroir…, y, finalmente un espectáculo, ya en su primera añada, llamado Lomba dos Ares.

En una escarpada colina del valle del Bibei llamada Ares, a entre 700 y 750 metros de altitud, cepas de mencía, merenzao, caiño y mouratón con unos 70 años salpican la propiedad. Los suelos son de transición entre el granito y la pizarra desmoronada que nos acercan a Valdeorras. Su elaboración no dista de lo antedicho para el resto de sus vinos, sencillez, sentido común y paciencia.

Lomba dos Ares ofrece un vino de colores tímidos, aunque intenso en nariz, en la que sobre el terroir se alza el aroma de laurel y eucalipto del caiño. También arándano crujiente, casi helado y mazapán. Con el tiempo brota la colina, tierra mojada y manzanilla.

Su paso en boca es punzante, fresco, con gran acidez sápida, taninos arenosos que ralentizan el paso del vino, haciéndolo más largo y contundente pese a su sutileza natural. Envuelve y agarra, refresca, habla de mucho tiempo por delante. Ronda los 18 euros, y les aseguro que los vale.

Sin duda uno de los grandes vinos catados este año y un proyecto altamente prometedor que seguiremos muy de cerca. Asignatura pendiente además de Galicia entre Copas que trataremos de remediar en la segunda edición.
 
 


 

1 comentario:

Rumbovino dijo...

Hola Mariano,

Lo que son las casualidades... justamente anoche tuve en la mano esta botella y una de Cortezada sin tener claro por cuál comenzar. Decidí la lógica, empezar por el más básico... Me gustó muchísimo y en una cosecha complicada como la 13.

Me gustó leer tu nota porque me confirma lo que pensaba, el que tengo guardado es una bombita... Me recomiendas beberlo ya o esperarlo? Solo tengo una botella.

Salutes y hasta otra.

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Galicia entre copas, SEGUNDA EDICIÓN

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