Partiendo de que, según dicen, la combinación ideal de la comida oriental la dan los vinos de la casta gewürztraminer, me fui a buscar un monovarietal que desde hacía tiempo guardaba de la misma, el que hace Viñas del Vero, pero ojo, ¡de la cosecha 2002!.
Yo sé más bien poco de cómo se gestionan los tiempos de guarda de los vinos de esta uva en Alsacia o en Alemania, pero desde luego aquí se vende como un producto de consumo joven, a corto plazo; y de hecho es en ese tiempo en el que da sus características de perfil más comercial, es decir, muchos perfumes florales, buena acidez, fresquito, paso agradable.... Y siendo un blanco que siempre me ha parecido muy correcto, un día decidí conservarlo a ver que pasaba, hasta ahora.
Tengo que decir que no guardaba muchas expectativas, ya que las decepciones sufridas en productos nacionales similares son abundantes. Para empezar, a la vista se presentaba con un amarillo dorado cuasi-oxidativo pero muy vivo (dentro de lo esperado). La sorpresa llegó en nariz, tremendamente compleja, con flores blancas, kiwi, avellanas, recuerdos dulzones de plátano y alguna nota de oxidación que iban desapareciendo al airearse, en favor, sobre todo, del kiwi y de los frutos secos. En boca se mostraba igualmente complejo, con una entrada golosa de gominolas de varios sabores a las que seguía un recorrido graso. Cuando parecía que el tema iba a volverse empalagoso aparecía la acidez, todavía presente, y un curioso final amargo que le daba complejidad y elegancia redondeando el conjunto. En retronasal aparecían de nuevo las notas de plátano y frutas de hueso y, otra vez, los frutos secos. Notable persistencia. (Por cierto, sobre 9 euros. Es fácil de encontrar).
En conjunto me ha impresionado la evolución que ha hecho este vino desde el frescor floral de su juventud a la complejidad que muestra ahora mismo y me hace replantearme el debate sobre la guarda de los vinos en España en el que – especialmente cuando hablamos de blancos- cada vez ando más perdido, es decir ¿cuándo cabe esperar que un blanco va a mejorar con el tiempo o, al menos, a sobrevivir a su paso?, ¿depende de la variedad?, ¿de su madurez?, ¿de la edad del viñedo?, ¿del paso (o no) por madera?¿está la clave en el proceso de vinificación?.
Partiendo de que no me considero con autoridad para responder a esta pregunta, sí haré algunas conjeturas para liar un poco la cosa.
Partiendo de que no me considero con autoridad para responder a esta pregunta, sí haré algunas conjeturas para liar un poco la cosa.

En primer lugar me da la impresion de que si depende de la voluntad del bodeguero (salvo en casos como Viña Tondonia y alguno más) pocos serían en España los blancos con perfil de longevidad, puesto que la tradición de nuestro mercado pide vinos listos para consumir (y a las normativas de las D.O. sobre crianza me remito).
Durante un tiempo pensé que el paso por madera era condición y causa para pensar que el vino era susceptible de una evolución positiva; buenos ejemplos como Castillo de Monjardín, Augustus (ambos chardonnay FB) o Zárate el Palomar (Albariño FB) me llevaron a ratificar esa teoría, pero también sufrí experiencias muy negativas con otros que no comentaré por respeto al trabajo de sus elaboradores. Lo que definitivamente me sacó de esta idea fue topar con algunos albariños (Fefiñanes, Pazo de Señorans...), riesling o el que hoy nos ocupa que, sin haber olido la madera, algunos años después de su embotellado, no sólo siguen mostrando frescura, sino que han evolucionado positivamente, puliendo aristas y/o adquiriendo complejidad.
A lo mejor es una cuestión de variedades. En el caso de la verdejo, uva de moda (aunque, a mi juicio, llega hasta donde llega) creo que es muy difícil encontrar un vino que sobreviva a los tres o cuatro años (Belondrade y Lurton incluido), pero topamos con la godello, y resultaba que, mientras los que no habían recibido crianza morían como muy tarde a los dos años, algunos que sí conocieron la barrica resultaban fantásticos unos años después (Algueira Barrica, As Sortes).
Y, al margen de las castas internacionales (Chardonnay, S.Blanc, Viognier…) cuyas posibilidades son más conocidas, habrá que ver lo que resulta de los trabajos que se están haciendo con uvas otrora abandonadas como la garnacha blanca o xarel.lo en Cataluña, treixadura, dona blanca o monstruosa en Galicia, albillo en Madrid, vijiriega en Andalucía,…y muchas otras.
En fin, que menuda chapa y para no llegar a nada….
Durante un tiempo pensé que el paso por madera era condición y causa para pensar que el vino era susceptible de una evolución positiva; buenos ejemplos como Castillo de Monjardín, Augustus (ambos chardonnay FB) o Zárate el Palomar (Albariño FB) me llevaron a ratificar esa teoría, pero también sufrí experiencias muy negativas con otros que no comentaré por respeto al trabajo de sus elaboradores. Lo que definitivamente me sacó de esta idea fue topar con algunos albariños (Fefiñanes, Pazo de Señorans...), riesling o el que hoy nos ocupa que, sin haber olido la madera, algunos años después de su embotellado, no sólo siguen mostrando frescura, sino que han evolucionado positivamente, puliendo aristas y/o adquiriendo complejidad.
A lo mejor es una cuestión de variedades. En el caso de la verdejo, uva de moda (aunque, a mi juicio, llega hasta donde llega) creo que es muy difícil encontrar un vino que sobreviva a los tres o cuatro años (Belondrade y Lurton incluido), pero topamos con la godello, y resultaba que, mientras los que no habían recibido crianza morían como muy tarde a los dos años, algunos que sí conocieron la barrica resultaban fantásticos unos años después (Algueira Barrica, As Sortes).
Y, al margen de las castas internacionales (Chardonnay, S.Blanc, Viognier…) cuyas posibilidades son más conocidas, habrá que ver lo que resulta de los trabajos que se están haciendo con uvas otrora abandonadas como la garnacha blanca o xarel.lo en Cataluña, treixadura, dona blanca o monstruosa en Galicia, albillo en Madrid, vijiriega en Andalucía,…y muchas otras.
En fin, que menuda chapa y para no llegar a nada….
10 comentarios:
De menuda chapa nada de nada. Has dado en el clavo...
Lo que nos diferencia de los franceses, en este aspecto de los vinos blancos sobre todo, es precisamente esto; que ellos si saben que le pasa, en que mejora y en que no una de sus uvas al pasar por madera.
Incluso sin pasar por ella, o por deposito en larga estancia. Me ha pasado en mas de tres ocasiones que determinados Rias Baixas monovarietales de albariño, que me parecieron corrientes sin mas en el momento de su salida al mercado (Abril-Mayo) me han parecido interesantes, alguno incluso mucho, despues de un año en botella en unas condiciones minimas de conservación.
Creo que es un terreno a explorar y que solo, como tu dices, gente como Tondonia y otros se han atrevido a seguir de forma continuada. Lo malo es que se trata de apuestas caras (demasiado tiempo de espera, las barricas, etc) y veo mucho "tanteo" haber que pasa (Contraaparede, Añada de Baladiña, Zárate Tras da Viña, El Palomar)...
Habra que ver la evolución del asunto...
Gracias José Luis.
Puede que la clave sea mirar a Francia, como están haciendo muchos.
En cuanto a los Albariños (incluso los malos) me suelen gustar más de segundo año, y lo mismo con los treixaduras de Ribeiro. Creo que pierden algo de acidez y ganan complejidad.
Estaremos muy atentos a los tanteos que comentas, y en mi próxima visita a Pontevedra, el Añada da Baladiña cae fijo.
Saludos,
Buen post, aunque no estoy de acuerdo con lo que dices de Rueda que, para mí, tiene los mejores blancos de España.
Vicente,
Antes de nada quiero pedir disculpas si mis opiniones han podido molestar a alguien. Trato de ser delicado y respetuoso, aunque en definitiva se trata de eso, opiniones.
No obstante, tengo que puntualizar que si revisas la entrada yo no digo nada de Rueda, por lo que imagino que te refieres a lo de la verdejo. En ese sentido me ratifico en mi afirmación. Creo que esa uva puede dar vinos muy correctos, agradables y perfumados pero siempre dentro de unos parámetros y con una vida limitada, y poco más (miento, también hace unos espumosos muy agradables y que combinan con todo).
Pero eso no quiere decir que Rueda no pueda dar un gran vino, y de hecho se están haciendo trabajos muy muy buenos con la Sauvignon Blanc, como el Finca La Colina que hacen los Sanz. También es una bodega de Rueda, Palacio de Bornos, la que, en mi opinión, hace el mejor Chardonnay calidad-precio de España (aunque creo que no está admitido en la DO).
Lo que quiero decir, en definitiva, es que, la verdejo (quizá por su precio) da los vinos blancos que más se prodigan (sobre todo en los restaurantes de Madrid) quizás en detrimento de otros que tal vez lo merezcan más. Pero esa es simplemente mi opinión.
Saludos,
Vicente, si entendemos por Rueda el blanco de Viña Tondonia... entonces si, es probable que se hagan los mejores blancos de España...
Rueda hace algun vino bueno (Ossian, Naia, Blanco Nieva Pie Franco...) y un monton de vinos de fruta tropical(¿?) y sabores desconcertantes pero, eso si, muy comerciales (Jose Pariente, etc)...
De ahi, a "los mejores blancos de españa"... años/luz
Jose,
se puede decir más alto...;)
jose luis voy a corregirte, ossian no esta en rueda, jejejejejejejej.
Mariano, acabo de entrar en tu blog y me ha gustado mucho, muy interesante.
nos veremos mas a menudo por aquí
los gallegos siempre igual!!! barriendo para casa!
seguro que dirás que los mejores blancos son los albariños!
Pues no anonimo, por cierto pon tu nombre majete!! los mejores blancos no son los albariños, y aqui no se defiende eso, pero de todas formas hay albariños y albariños!conoces los de Forjas del Salnés por ejemplo? me puedes decir en que se parece a un martin Codax?? igual es que ni lo sabes...
Eh eh! Haya paz.
Antes de nada muchas gracias Sibaritastur.
En lo de que si unos son mejores que otros no voy a entrar. Pero sí diré que ni las variedades gallegas blancas son mis favoritas (posiblemente lo sea la riesling), y que dentro de las gallegas no es la albariño la que más me gusta. Prefiero la godello o la treixadura. Cuestión de gustos ;)
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