jueves, 29 de septiembre de 2016

Ranking 2016: Convocatoria

Con cierto retraso en relación a los años anteriores, pero también con la misma determinación, nos vemos aquí de nuevo para convocar el  Ranking de los 10 mejores vinos por menos de 10 euros 2016.




Son muchos los artículos, publicaciones, culebrones veraniegos y autores faltos de ideas los que han hecho uso del top ten sospechosamente similar a lo que aquí, por séptimo año consecutivo, convocamos. Ahora que ya llevamos unos cuantos años en esto, podemos permitirnos pedirles que rechacen imitaciones. No porque seamos más guapos, más ingeniosos o por que año tras año los clasificados logren un gran éxito comercial. Ni siquiera por que hayamos sido los primeros. Simplemente lo pedimos porque somos transparentes, porque no hay intereses comerciales y porque esto no mueve un duro más allá de lo que nos cuesta.

Nuevamente (no podía ser de otra forma tras la inmejorable organización del año pasado) nos unimos con los chicos de A la volé para que todo sea realizable, y la cata será una vez más en Segovia. Los catadores seguirán siendo profesionales y aficionados unidos por la honestidad y el amor por el vino auténtico.

Y aunque dejamos las bases AQUI, para quien ya conozca esto, las líneas fundamentales son las siguientes:

- Puede participar cualquier vino que tenga la consideración legal de vino y que se venda en el mercado español por menos de 10 euros (IVA incluido).

- El plazo para presentación y envío de muestras comienza hoy, 29 de septiembre de 2016, y termina el 17 de noviembre de 2016, debiéndose anunciar previamente la candidatura al correo info@rankingvinos10.com.

Seguidamente, se enviarán, indicando con claridad en el paquete "RANKING VINOS -10", a:

Vigneron Wines, S.L.
C/ Gremios del Cuero, 4 (Nave Alupan)
40195 Polígono de Hontoria (Segovia)
Tfno: 629681887
 
 
- La cata se celebrará el 19 de noviembre de 2016 en las instalaciones del complejo hotelero Venta Magullo, Segovia. Como siempre, será ciega, con las botellas tapadas, sin signos que permitan su identificación, y el panel estará formado por sumilleres, bodegueros, blogueros, amateurs, prensa especializada, vendedores/distribuidores de vino y catadores dedicados a la importación/exportación de vino español. 


- Los resultados se publicarán, como siempre, en los días siguientes a la cata y, en todo caso, antes del 26 de noviembre con la mayor difusión posible.

- Todos los navegantes que pasen por aquí, pueden hacer sus propuestas en los comentarios al post. No obstante, la organización agradecerá enormemente la gestión a quien se dirija a las propias bodegas elaboradoras, invitándoles a participar y, con ello agilizar el proceso.

Mucha suerte a todas las bodegas y productores a los que, desde aquí, animamos intensamente a ayudarnos con su participación a hacer el resultado lo más representativo posible de la realidad vinícola nacional.

¡Buena suerte!

jueves, 15 de septiembre de 2016

La indivisible ración mexicana (y el albillo)

Les hablaré de un fenómeno que posiblemente hayan vivido y que, con toda seguridad, tiene explicación aunque uno no la alcance a comprender. 

Les pongo en situación: quedan dos parejas a cenar, cuatro personas por si alguien tiene dudas. Como tres de ellas son muy fans de la cocina mexicana, la otra se fastidia y escogen un restaurante mexicano. Llega la carta y ocurre lo siguiente: 

- Compartimos, ¿no? 
- Sí claro, así probamos más cosas 

Pero la realidad es tozuda y el individuo en grupo no corre riesgos. Siempre se pide lo mismo: lo conocido, guacamole, quesadillas (sincronizadas si hay niños), tacos al pastor, tinga de pollo y algún intento fallido de los comensales por variaciones ciertamente arriesgadas como los tamales o algún plato con pescado. Al final todo queda muy tex-mex aunque luego se critique. 

Personalmente adoro la buena cocina mexicana, y en Madrid hay una clase media bastante aceptable aunque no abunda mucho, la cosa tiende a mejorar, subsistiendo el terrible y frustrante fenómeno anunciado, que ahora relataremos. 

Vuelvo a ponerles en situación: Dos parejas. Tres de la tarde. Ruidos en el estómago. Puede haber confianza entre dichas parejas, o no necesariamente. Se ha hecho el pedido, advirtiendo al camarero de que hiciera las correcciones oportunas a nuestras decisiones, porque por encima de todo se quiere disfrutar y nadie se quiere quedar con hambre... 

... y entonces -horror- aparece el primer plato, con tres flamantes tres, quesadillas/tacos/etc. Tres.  Comienza entonces el drama aritmético. Tres novias para cuatro hermanos. Porque aunque los comensales no sean nuevos en la lid, la reacción de estupor es siempre la misma. 


Imagen extraída de Wikipedia (para no dar pistas)

Se produce una primera fase de negación colectiva, consistente en fingir que la ración no ha llegado y continuar con la conversación. Nadie quiere tomar la iniciativa, en oposición a cómo habría ocurrido si hubieran llegado cuatro quesadillas/tacos/etc, porque cada uno cogería la suya salvo que quien se erija como macho alfa en el grupo haya servido a todos antes. 

La segunda fase es aceptación; reconocer la insoportable presencia de la ración, -ya fría, por supuesto- en el centro de la mesa. En este caso la posición del macho alfa se antoja más compleja. 

Si es de ciencias y meticuloso tratará de seccionar cada vianda en cuatro de manera quirúrgica, ubicando en cada sección su correspondiente dosis de cebolla y cilantro o pico de gallo. La gente pinchará como pueda unos fragmentos insignificantes, sin llegar a saber si el plato estaba bueno o no. 

Pero si el macho alfa es de letras y no demasiado hábil, afirmará, garfio en mano, "algo habrá que hacer con esto". Normalmente es en ese momento cuando el más avergonzado del grupo, exclama, mintiendo cual bellaco, "a mí no me pongas mucho que no tengo hambre"

Tras la intervención del macho alfa, la ración se parecerá bastante a la Franja de Gaza y cada uno probará lo que pueda, con el mismo resultado que en el caso anterior, solo que más frío. 

Consecuencia: en buena parte se echa a perder un plato (que podría ser una delicia) por una política absurda, fruto de la falta de diálogo entre la mesa y la cocina (camarero mediante) o, en el peor de los casos, la desidia. 

Creo que es un drama que podría evitarse muy fácilmente al recoger la comanda. Bastaría un sencillo: 

"la ración es de 3, ¿os ("les", si hay mantel) parece que os pongamos una de 4?"

Cobrando, obviamente, lo que corresponda. Como propuse esta petición en Change.org y con buen criterio no fue aceptada, les pido disculpas por introducirla aquí, animándoles a difundirla y expresarse en los restaurantes si comparten mi opinión.

Para compensarles por el tostón, les daré una interesantísima pista fruto de la experiencia.

Las cartas de vino de los mexicanos son mayoritariamente prescindibles, cuando no ausentes y salvo en contadas excepciones, el personal se entrega a la Coronita y aguachirles similares. Pero si tienen suerte o les dejan llevar una botella (que será servida - lo lamento-, en una copa atroz) existe una alternativa: el albillo.

El albillo es una variedad de uva continental que, por razones que no vienen al caso, escapó al boom de los 90 de vinos tropicales anodinos que invadió la meseta. En los últimos años ha caído en gracia, fruto del buen trabajo de gente auténtica, que ha querido hacer con sus vinos un honesto homenaje a la tipicidad.

Y arriesgado, dado que hablamos de una uva que da vinos no demasiado aromáticos, con poca acidez, glicéricos y nada comerciales... pero perfectos para una peculiar gastronomía como la mexicana, en la que los ácidos y los picantes, ya los pone la comida, y lo que viene de perlas es melosidad y textura para contrastar.

El mayor exponente a mi entender, por finura, elegancia, constancia y capacidad de evolución es Reto, la apuesta de Juan Antonio Ponce por esta variedad en Manchuela. Un vino que sorprende y enamora rondando los 10 euros, pero con la dificultad que supone una escasa producción y una elevada demanda. Vamos, que difícil de encontrar (pero no imposible. Si tienen ganas, pregunten).



Pero si uno quiere irse a la versión más punk y flipar, su vino es La Peguera, de Rubén Díaz y Orly Lumbreras en su apuesta por el terruño de Cebreros. Maceraciones largas del mosto con las pieles de la uva y, sobre todo, un viñedo espectacular, dan lugar a un blanco anaranjado sencillamente delicioso, que recuerda a almendra amarga, a panal y a los melocotones del viñedo.



Iba a incluir también La Picarana, de Marañones en Madrid, pero su última añada probada (2014) me dejó extrañamente frío con ciertas tendencias tropicales y bastante aburridas. Mucho mejor Pies Descalzos, pero también más caro.

Dicho lo anterior, prueben el albillo con sus tacos,... y exijan su propia ración. 

#nomastacosmutilados




lunes, 5 de septiembre de 2016

Candea 2014 (o la honestidad nunca doblegada)

La pasada ha sido una semana crítica para esta plataforma. Un tiempo para pensar si era mejor reconocer la derrota, entender que el blog forma parte del lumpen de la red e ir pensando en otras formas de comunicación, o incluso simplemente, desaparecer y pasar al siempre más digno y cómodo vouyeurismo.

La otra opción era mantenerse, hacer caso de los muchos y reconfortantes mensajes de amigos y parroquianos (¡siempre gracias!), entender que la plataforma es un medio, y que es el fin el que nos distingue a unos de otros.

Pero cuando uno pone la balanza a discernir, surgen imponderables, guiños y aromas que nos hacen recordar por qué empezó todo esto, hace ya casi ocho años. Cuando tras probar un Goliardo Caiño 2006, me di cuenta de que el terruño existía y que yo era un privilegiado por conocerlo. Otros no lo eran tanto y había que hacer algo por demostrar que un vino podía decir con claridad de dónde venía, haciendo su mensaje emocionante.

Hoy, domingo, me encuentro con Candea 2014 o el delicioso fruto de la honestidad, la de uno de los tipos del vino que, desde el silencio y el trabajo, más ha hecho por dejar un mundo mejor del que se encontró, José Luis Mateo. Entonces muchas cosas vuelven a tener sentido.



2014 fue un desastre climatológico en Verín, culminado por una granizada atroz, que nos privará de Gorvias y Muradellas, pero que nos brinda la posibilidad de palpar el terruño de Monterrei en un vino que injustamente será llamado básico, porque vuelve al punto de partida, pero en el que encontraremos resumido y sintetizado todo lo que es grande en el trabajo de este druida. 

No tengo demasiada información que ofrecer, porque José Luis no quiere protagonismo para este vino, que prefiere ver discretamente en los bares, y por ello pasará fugaz por nuestros gaznates, como un diente de león en la primavera. Seguramente hablamos de dona branca, treixadura, monstruosa, puede que algo de lo que aquí llaman jerez. Algunos suelos de sábrego. Vinificaciones diversas. Un largo reposo final, tal vez en fudres. Poco importa, supervivencia y paisaje es lo que cuenta aquí.

Candea huele a la flor de la manzanilla y a orégano fresco, también a almendra cruda y a la brisa del mar en el interior. Incluso a algo del lejano viento de Sanlúcar, que nos hace pensar en flor. Su boca es intensa, muy salina, sápida y con brillante acidez. Es carnoso y luce pequeños taninos que hacen a este vino el compañero perfecto en una merienda mediterránea, en la que no faltan el tzatziki y la burrata, con algo de tomate.


Razones para pensar que hay cosas que vale la pena contar, porque quizás nadie más lo haga, lo hagamos donde lo hagamos.


Yo, por el momento, seguiré contándolo aquí, porque de repente y como al principio, las cosas vuelven a tener sentido.

Vinos y lugares para momentos inolvidables

Galicia entre copas, SEGUNDA EDICIÓN

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