Fruto de un acertado proceso de actualización, hace algún tiempo que ficharon para todas sus opciones al chef Toni Canales, a quien puede que algunos recuerden tras su paso por los fogones de la segunda edición de Top Chef por un papel muy destacado aunque finalmente no ganara. Su trayectoria es importante además de Top Chef, y de hecho fue jefe de cocina en El Bohío. Tipo imaginativo, pero de cocina sensata, ha sabido hacer una excelente adaptación de su propuesta de menú degustación en el restaurante para el Gastrobar del restaurante.
Se encuentra tras la entrada principal del restaurante, en un bonito y acogedor edificio de piedra decorado con gusto y sobriedad. El espacio es cómodo y agradable e invita a abrir el apetito. La carta reune una serie de propuestas de bocados pequeños e imaginativos junto con algún clásico, a precios muy ajustados, en una fórmula que permite al comensal configurarse un pequeño menú degustación. Además son bastante rápidos y la cocina siempre está abierta, así que es mucho más fácil poder ir con la peque sin que tenga que intervenir la Guardia Civil.
Probamos muchas cosas (en diversas visitas), entre las que destacamos unas croquetas de jamón practicamente perfectas en sabor y texturas, que hacen que valga la pena ir allí sólo por ellas. Pueden disfrutarse en dúo, o en una abundante ración.
Francamente destacable la sartén de huevo a la flamenca, en el que la yema, melosa como una salsa y la clara, hiper crujiente, se cocinan por separado. La acompañan unos intensos guisantes de lágrima con morcilla y chorizo.
Muy atrevida la cazuela de albóndigas de ave con delicias en pepitoria, donde las albóndigas son pequeñas y sabrosas, y las delicias son unas melosas crestas guisadas. El sabor recuerda a la pepitoria más ortodoxa. También la ensalada de foie, perdiz escabechada y tomate al comino, donde grasa, acidez y acético funcionan muy bien junto con las diferentes texturas.
También soy devoto de los soldaditos de pavía que sin embargo fallaron ligeramente por un adobo que a mi juicio era demasiado intenso para disfrutar de las texturas del rebozado y el sabor sutil del bacalao. Probamos además los callos, de impecables sabor y limpieza, pero con un atrevido punto de cocción casi crujiente, no apto para todos los públicos.
Los postres son divertidos, frescos y diferentes, aunque uno no es muy de dulce, y la opción de vinos por copa cumple sin complicarse demasiado con dos blancos y dos tintos. Si apuestan por las zonas, acertarán. Podemos divertirnos más con las cervezas de La Virgen, siempre solventes y sabrosas, o irnos a la carta de vinos del restaurante en la que existe alguna que otra opción, en general de corte clásico, aunque con alguna aventura.
Finalmente, los precios son francamente atractivos, ya que se puede salir comido por unos 15 euros habiéndose divertido mucho con bocados imaginativos en un espacio agradable y con prestancia sin aglomeraciones. Muy recomendable.
El Gastrobar del Gallinero
Carretera de Navacerrada, km 0,600,
28400 Collado Villalba, Madrid
918 40 66 58
3 comentarios:
Tiene una pinta fenomenal. La carta de vinos es mejorable, sin embargo, según he visto en su web. De cualquier forma tengo que dar una vuelta.
Un abrazo
Vicente Vida
Menuda presentación tienen esos platos!
Enhorabuena, buen trabajo cocina!
Muy interesante, habrá que poner esta dieta en práctica.
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