Aunqué no atendí ni a un 5% de la ceremonia, dudo que haya habido momentos mucho más interesantes que el discurso del Sr. DiCaprio al recoger su premio. Si uno brujulea un poco en su trayectoria, comprobará que aparte de un buen actor, es un tipo comprometido con muchas causas que defienden la naturaleza. Dirán los más progres que como es un despreciable millonario, sus acciones carecen de mérito, pero con sus millones y su tiempo ha decidido hacer algo objetivamente bueno. Podría seguir la estela de los árabes del petróleo con descomunales trasatlánticos, o coleccionar Ferraris, como el hijo de un político corrupto hasta las pestañas, y sin embargo ha decidido que el futuro de nuestro mundo es una buena opción para invertir.
Creo que el mensaje es bastante claro y responde a una realidad que podemos palpar. 2015 ha sido el año más cálido desde que existen registros, y no tiene pinta de que 2016 vaya por mejor camino. El mundo se está convirtiendo en un lugar en el que cada vez es más difícil vivir, y, si esto sigue su progresión, los hijos de nuestros hijos heredarán un planeta hostil y despiadado, aun más. Los primeros en pagar, además, serán los de siempre.
También creo que el paisaje atroz que describía de Cormac McCarthy en La Carretera no se encuentra tan lejos como podríamos creer. Y estoy de acuerdo con este señor en que no basta con sentarse y esperar a que las cosas cambien. Porque esos hijos de nuestros hijos recordarán que sus abuelos pudieron hacer algo, y sin embargo se cruzaron de brazos o pusieron la vista hacia otro lado.
Miren, comulgo mucho con algunos postulados de Fernando Savater, y especialmente con el pesimismo activo. Quiere decir que si algo puede salir mal, saldra mal,... si nadie hace nada. La actitud de esperar que otros actúen, en un mundo cortoplacista del beneficio inmediato nos conduce directamente al abismo. Porque sí se pueden hacer cosas. Y porque para que el mal triunfe, basta que los buenos no hagan nada.
Se puede apoyar a líderes que lleven en sus programas la lucha contra la contaminación y el cambio climático, y exigirles que cumplan con el voto. Se puede utilizar el transporte público, también las bicicletas, se pueden llevar al súper las bolsas de casa, y buscar envases de alimentos sin plástico, o elegir al menos aquellos que no tengan siete paquetitos innecesarios ¿es necesario que cada magdalena lleve un envoltorio?, se puede reciclar, no de Pascuas a Ramos, sino siempre, y bien. Incluso se puede meter la botella de plástico que está en el suelo al cubo correcto, aunque no sea nuestra. Seguro que el que pasa al lado, aprende algo. También se puede optimizar el consumo de calefacción. Se puede consumir menos carne, porque es sano y porque las flatulencias de las vacas causan el 15% de la emisión de los gases de efecto invernadero. Se puede evitar el uso de aerosoles. Se puede usar menos papel, e imprimir sólo lo que sea necesario. Y muchas cosas más.
Se pueden consumir productos respetuosos con el medio ambiente. Y también se puede cuidar del paisaje, y por tanto del planeta, bebiendo vino.
Hoy en día, una parte del mundo del vino es especialmente sensible a la contaminación humana y al cambio climático. Muchos de ellos ya han sufrido con dureza las consecuencias del calentamiento, con maduraciones extremas, con lluvias torrenciales y con sequías. Otros han visto como sus suelos morían o agonizaban hasta la desertización, porque en ellos la vida había sido diezmada a base de pesticidas y tratamientos. La mayoría continúan en el círculo vicioso, rehenes del fitosanitario, dándose cabezazos contra la pared.
Pero unos pocos han decidido cambiar las cosas, buscando prácticas ecológicas, sostenibles y respetuosas desde varias filosofías, desde la mínima intervención y el producto natural, hasta quienes desde la biodinámica buscan devolver el equilibrio al entorno y que la vida retorne. No es una batalla facil. Las plantas que les daban de comer, deben desengancharse, como un toxicómano, y muchas no sobrevivirán. Otras sufrirán con dureza. Y hace falta paciencia. Se pierden cosechas, los rendimientos bajan, en ocasiones hasta lo ridículo, pero los valientes persisten y el resultado merece la pena, porque los vinos en los que toma forma este trabajo, suelen ser un éxito por su sinceridad y su capacidad de reflejar el paisaje como nunca.
Dice José Luis Mateo, uno de los más honestos viticultores que he conocido, que tan solo quiere dejar para sus hijos una tierra mejor y más viva de lo que se la encontró. ¿Se imaginan que todo el mundo trabajase en lo que fuera con esta premisa?. ¡Qué diferente sería el mundo!
Por eso les insisto en que es posible, también, cambiar las cosas bebiendo vino. Porque si todos demandamos esta forma de trabajar, disfrutaremos de vinos únicos, singulares y con un gran tipicidad, pero sobre todo contribuiremos a que estas prácticas sean también, una oportunidad para distinguirse en el mercado.
Sí, sabemos que ya hay gente que no es honesta con esto, y que afirma ser ecológico, sin serlo, con el único fin de vender más. También sabemos que las certificaciones que acompañan a las etiquetas no siempre son justas, especialmente con muchos que son sostenibles y no las tienen. Así que busquen información, comparen, juzguen y, sobre todo, disfruten.
Hace tiempo que tiendo a decantarme por este tipo de opciones, y les aseguro que rara vez hay grandes decepciones. Sin embargo últimamente he probado vinos deliciosos. En Francia, donde nos llevan bastante ventaja, he disfrutado mucho últimamente con los tintos de Leon Barral, de Marcel Lapierre o de Philippe Jambon pero .... de vuelta a España encontramos posiblemente en Cataluña uno de los mayores exponentes. Parvus de Alta Alella, uno de los clásicos del Ranking, nunca me ha fallado, tampoco los cavas de Recaredo, los trabajos de Terra Remota en el Empordá y muy especialmente el trabajo de Sara Pérez en Priorat y Monsant, tambien Laureano Serres, Ton Rimbau o Escoda Sanahuja en el lado más radical. Y muchos más, como Samuel Cano en La Mancha, Barranco Oscuro en la Alpujarra, Fabio Bartolomei en Madrid, Alfredo Maestro, Ismael Gozalo, Barco del Corneta, también gente como Sebio, Pilar Higuero, Bernardo Estévez o Esther Teijeiro en Galicia... ¡y muchísimos más! No hay excusa para no beber sostenible de vez en cuando.
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Pilar Higuero en Lagar de Sabariz |
Es fácil si preguntan en su vinoteca y les aseguro que vale la pena.
8 comentarios:
Muchas gracias a ti tambien.
se te ha colado alguno, como siempre...
Buen articulo!, pero yo cambiaria el concepto, deberiamos tomar vinos (y por extension productos alimenticios) sostenibles y que la excepcion fueran loa otros...
Querido Mariano.
La paternidad le abre los ojos a uno.
Sin duda ninguna.
O mas bien, pone en primera fila cuestiones que por lo general, aunque las meditemos y las valoremos... no ocupan nuestro día a día.
No puedo estar mas de acuerdo contigo acerca de todas y cada una de las cuestiones que suscribes.
Por supuesto en lo relativo a nuestro entorno inmediato. Ese relativo a la especial afección de España en la crisis financiera (no quiero aburrirles con mis ideas al respecto. Si les apetece una visión mas extensa pueden leer
Y llegó Septiembre )
Y sin duda también en lo relativo a nuestra casa, el planeta tierra, el único hogar que conocemos.
Merece la pena leerse algo de Carl Sagan al respecto.
O visionar, si uno esta en esa hora que ya no le
quedan energías, El Pálido Punto Azul
Son esacasos cinco minutos... y les aseguro que es un "mantra relativizador" que todo lo cura. Doy fé.
;-)
En cuanto al cine y DiCaprio, sin llegar a la descorazoradora "The Road" de McCormack (Viggo Mortenssen se sale) hay algunas que tratan de manera mas sutil lo expuesto.
Empezando por El Tiempo del Lobo de ese hijo de perra llamado Michael Haneke (en el buen sentido, pues sus trabajos nunca dejan indiferente a nadie)
Siguiendo por Hijos de Los Hombres
la cual no se deben perder, aunque sólo sea por ver a Michael Caine (les sorprenderá)
Y acabando por Interestelar
Quizá esta por ser la mas reciente, nos demuestra que aquellas ideas que despertaron el dolor de la lucidez en la adolescencia de algunos... son ahora universales y la gente las asume. Ya no provocan hilaridad. Si no mas bien preocupación.
Fijaté.
Y
NOS DEBERÍA PREOCUPAR
Y mucho.
Por que...
El mundo no es la herencia de nuestros hijos.
Es un préstamo que ellos nos hacen.
Y hay que devolverlo.
Con intereses.
Y por supuesto...
Hay que beber buen vino.
Y en el momento y la medida adecuada.
SIEMPRE.
Dicen algunos estudiosos antropologos, que la agricultura realmente nació con el cultivo de la vid.
Nuestros ancestros fueron conscientes de la necesidad de cultivar aquello... por los innumerables beneficios que suponía.
Y así empezaron.
Primero vid... luego olivo... y luego trigo.
Todo "por casualidad"
O no.
;-)
Un buen caldo en su justa medida y en buena compañía... rara es la ocasión que no te muestra la armonía que puede existir en nuestro universo... y a la que SIEMPRE se puede aportar algo para contribuir a la causa.
En lo que a mi respecta... y para demostrar lo expuesto, me voy a ir a buscar un buen caldo de los que suele proponer nuestro maestro... y me voy a a marcar una Paella Valenciana de Leña para familiares y amigos... que no se lo salta un torero.
Va por ustedes...!
Que tengan un soleado y feliz fin de semana.
Seguro que si!
Felicidades por el artículo!
Hola Xosé. Seguro que me equivoco y, como dices, con frecuencia. Pero sería conveniente que dijeras quien se ha colado para evitar perjudicar a todos los mencionados, que, supongo, no es lo que pretendes.
Saludos
Poco que añadir Patarran. Gracias por la aportación!
Ya nos gustaría Pedro... pero todo camino empieza con un primer paso.
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