Ayer, en la
Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, se celebró la entrega de los Premios Magnum 2015 que convoca el Instituto Galego do Viño.
No pude
asistir, y lo lamentaré siempre.
Se reconoció al
excepcional O Esteiro 2013, que elabora Xurxo Alba, como el Mejor
Vino Revelación, a As Caborcas 2012 como Mejor Vino de Galicia,
y desde mi punto de vista muy merecido. Creo que es el tinto que ha dado el
puñetazo encima de la mesa para hablar de la promesa que es Valdeorras si se
busca la calidad. Como Mejor Sumiller se reconoce la labor de Esther Daporta,
sin duda merecida, alegra ver a mujeres brillar en este mundo de hombres, y más
si destacan pese a la sombra que arroja una estrella como Yayo.
Me emociona
especialmente el premio “Vinolvidable”, que destaca una vida dedicada al
vino y que ayer se entregó a Miguel Anxo Besada. Miguel, a secas o el de
la Curva, que le llamamos los amigos, ahora también de Casa Aurora. Es
difícil separar en Miguel a la persona del profesional porque su humanidad
inmensa lo impregna todo. No conozco a nadie que tenga algo malo que decir de
Miguel, pese a ser este un mundo de envidias, porque sencillamente no es
posible. Cuando estás con él vino, placer, alegría, se tornan uno, y es que en
su compañía uno nunca quiere estar en otra parte. Miguel es todo lo bueno del
vino, que es mucho.
Y, finalmente,
el jurado decidió entregar el premio a la Mejor Divulgación del Vino Gallego
a quien suscribe. Algunos años nominado, y superado dignamente por otros que lo
merecían más que yo, me hacían seguir disfrutando de ese discreto segundo plano
en el que me suelo sentir más cómodo. Este año me ha tocado, pero no he llegado
hasta aquí solo. Por eso este reconocimiento, en primer lugar, me hace pensar
en humildad y respeto por los demás nominados. Algunos de ellos llevan unos
cuantos años más que yo en esta labor que yo considero placer y obligación, y
precisamente fue uno de ellos, mi buen amigo José
Luis Louzán, quien inspiró el comienzo de todo esto.
Me hace pensar
en responsabilidad, en seguir hablando con independencia, en no dormir en los
laureles y en seguir disfrutando, porque cuando la ilusión se transforme en
otra cosa, todo habrá terminado.
Y sobre todo me
hace pensar en agradecimiento, a muchas personas sin las que jamás habría
llegado hasta aquí. Ellos saben quiénes son, y muy especialmente María. A ellos
se han añadido las personas que hicieron posible Galicia entre copas, el
final de algunas cosas y tal vez el comienzo de otras, Laura, Paula, Anabel…
Hércules, que confiaron en mí, y, muy especialmente todos esos viticultores
honestos que han vuelto a unir al hombre y la tierra, artistas de lo necesario
y fundamento de todas las palabras escritas y las que nos quedan por escribir,
porque sin ellos y su trabajo nada tendrá sentido.
Solo lamento
(aparte de no haber podido estar allí) que no haya otros premios que reconozcan
el trabajo del Instituto Galego do Viño y Xoan Cannas porque
estas cosas animan, y mucho, a seguir haciendo las cosas con honestidad.
#galiciamola
3 comentarios:
Ya os lo dije en Twitter y lo repito aquí. Enhorabuena a todos, premios más que merecidos.
Saludos.
Puees como te decía en un artículo anterior: ¡Ole tú! ;-)
Saludos,
Jose
Muchas gracias amigos!!!
Publicar un comentario