martes, 17 de marzo de 2015

Tempus Fugit

Entre otras muchas cosas, el pasado domingo 15 de marzo fue un día realmente divertido. 

Todo estaba calculado con premeditación y alevosía. En la plaza de Brunete, en torno a dos copas clandestinas de vino en plena calle, Orlando y yo lo habíamos perpetrado todo. Nos acompañó Diego de Lemos 2013, una mencía alegre, sutil y natural, como las ideas que fueron surgiendo.

Queríamos poner música a las cepas autóctonas de Galicia, ¡nada menos!, armonizando de otra forma el fruto de la naturaleza con la mano artesana del hombre. El pasado domingo 15 de marzo la gamberrada se materializó en directo, en Radio 3 y en torno a otra botella, también de Ribeira Sacra. Esta vez, la mencía llevaba algo de brancellao, y frente a la sutileza del vino anterior, Régoa 2008 se mostraba recio, con poderío y gran energía.

Como Orlando es capaz de hacer que uno se sienta como en casa hasta en un quirófano, todo fluyó salvo el tiempo, que decidió ir más rápido que nuestros planes de slow food, y nos dejó casi a la mitad de la tarea, con la miel en los labios. 

Este fue el resultado.

Muchas uvas tuvieron su tema, de los muchos que podían haber protagonizado, pero otras se quedaron en el aire. 

Como esto no puede quedar así, y los guardias de seguridad se empeñaron en que tenía que abandonar los estudios de Radio Nacional, me he propuesto continuar aquí con las melodías. Las uvas sin duda lo merecen.

Fue la mencía una de esas damnificadas, pese a haber estado presente en todo el proceso, y vamos a reparar el daño por partida doble. De un lado, descorchando una botella de Tear 2013 y con él regresar a la pureza de la mencía de Amandi, saltarina y vibrante, sin tapujos. Un vino que recuerda a las primeras cerezas del año, a rocío, a regaliz y a hoja de té negro. Fresco y alegre en boca. Empieza el momento para este vino, que incluso mejorará en los próximos meses, ganando complejidad.



Es perfecto para pelearse con una ensalada de legumbres, judias pequeñas, o garbanzos, si quieren, con espinacas en crudo, alcaparras, aceitunas machacadas, tomate seco y unas sardinillas deshechas. A la vinagreta, con un buen aceite de oliva, se le puede añadir comino (mejor recién tostado), sésamo y pimienta. El vino aguanta y se crece si no nos pasamos con el vinagre.

De otro lado nos toca poner música a la viveza de este vino, acorde con el paisaje de la mencía en Ribeira Sacra, un paisaje impresionante, mítico, casi extraterrestre, que si no se tiene vértigo ni demasiado miedo al peligro, recomiendo a quien se atreva recorrerlo en moto, o mejor, ¡en vespa!



He aquí la propuesta de Orlando, para quien La Ribeira Sacra es pureza, espíritu salvaje, indomable e indómita. Y sobre esas empinadas laderas, amarradas a suelo, evitando su precipitación sobre el rio, gracias a la labor de la mano del hombre, de los encallecidos socalcos, Mencia de frutal escalofrío, romántica, fresca y racial, seducción y crudeza...


 

¡Seguiremos poniendo música a las castas de Galicia!

Porque #galiciamola


1 comentario:

Sibaritastur dijo...

Me gustó bastante en su añada anterior.

Vinos y lugares para momentos inolvidables

Galicia entre copas, SEGUNDA EDICIÓN

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