Dijo Wayne W. Dyer que no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.
Dudo que el Dr. Dyer se encuentre entre las lecturas favoritas de Rodrigo Méndez, -no le veo con libros de autoayuda- pero cuanto más tiempo paso con él me doy cuenta de que a través de la humildad que caracteriza su constante aprendizaje, advierto de que sus manos encierran una tremenda sabiduría. Y es que la humildad, aparte de otras muchas ventajas, permite despojarse de prejuicios y saber sacar lo mejor de cada interlocutor, en cada momento de la vida.
El caso es que en un momento dado Rodri se encuentra ante una disyuntiva, la necesidad de crecer frente a la obligación de compromiso y fidelidad en un proyecto de vinos de finca como lo es Forjas del Salnés. De repente se ve frente a una bodega valorada, consolidada, pero que por propia coherencia, ha agotado sus posibilidades en lo que a producción y desarrollo se refiere. Una decena marcas en el mercado ya no dan más de sí en lo que a volumen se refiere, y es que nadie entendería que repentinamente la finca Genoveva diera 2000 botellas más al año.
Otros lo han hecho, prostituyendo sus referencias, pero él no está por la labor. Su vino base, Leirana, uno de los mejores en su categoría, podría ser en cierta medida, una vía de crecimiento, pero, ¿cuánto más?, ¿con qué fin?. El artista inquieto puede pintar retratos para mantenerse, pero no es capaz de pintar el mismo cuadro una y otra vez. Necesita desafíos y Forjas del Salnés, fuera de la apasionante interpretación de cada añada, se queda corto.
La situación de crisis es, en parte y con todos los peros que se les ocurran, propicia en ocasiones para algunos que lo han hecho bien, y con calma, por eso Rodri se encuentra con viñedos y explotaciones a su alcance que antes hubieran sido impensables, y que otros no han podido gestionar. Surge entonces una nueva disyuntiva. Podría hacer un vino de batalla para vender palets, aprovechando su reconocimiento personal unido a una red de distribución consolidada, pero con otro nombre, que no manche el proyecto inicial. Los que le conocemos sabemos que eso no va con él.
La otra posibilidad es perder horas de sueño y arriesgar el nombre y el patrimonio por un proyecto nuevo, paralelo y emocionante. Con tal valentía, diría que incluso temeridad, nace Bodegas y Viñedos Rodrigo Méndez. La filosofía no cambia, porque él no conoce otra manera de trabajar. Simplemente saber interpretar lo que cada nueva finca le pueda proporcionar, aunque con un horizonte muy claro, transmitir la tipicidad de las viñas de su pueblo, los Villages de Meaño.
Un propósito que lamentablemente encaja poco con los vinos masivos de Rías Baixas, salvando gloriosas excepciones como sus vecinos Zárate o Gerardo Méndez junto con otro puñado, y que sin embargo sí recuerda a pequeñas islas en la inmensidad como lo son Cíes y Sálvora.
Rodri sigue haciendo lo que sabe, lo que da su tierra, vinos de mar, pero abandonando en este proyecto complejas elaboraciones fruto de la inquietud, donde operan variedades perdidas, fudres, pastas, raspones, oxidaciones y largas maceraciones. Todas ellas seductoras en sí mismas, pero que quedan fuera de estas islas, en las que gobierna la idea de recoger todo lo que es auténtico en el albariño del Salnés, sin más.
Cíes 2012 es directo. Albariño de precisión, que ofrece manzana verde y anís con hierba mojada. En boca resulta fresco y salino, cítrico. Acidez integrada con buen peso frutal, pero imperando lo más eléctrico y jovial frente al volumen. No muy largo, pero divertido y fácil, para beber sin complicaciones.
Sálvora 2011, por su parte, resulta algo más tímido, la manzana se torna golden y sus aromas son más rojizos y complejos. Sandía y naranja sanguina. Hay especias orientales y mar de fondo en el conjunto. En boca no da tregua, afilado y punzante. Muy salino. Músculo envuelto con un elegante amargor. Sabroso y tenso. Para dejar crecer algo en botella o disfrutar sin prisa.
Ambos vinos con enjundia, tipicidad y misterio, así como campo para mejorar y un gran camino por recorrer.
Surgen y surgirán voces que afirmen sin dudar que este nuevo camino de Rodri es un error, y mis prejuicios no serían mejores que los suyos si les dijera que se equivocan. Vuelvo a remitirme a Dyer.
Sin embargo, sí me atrevo a afirmar que en ambos proyectos hay ilusión, alma, soporte y criterio suficiente como para creer en el futuro de esta nueva ruta.
10 comentarios:
Le deseo todo lo mejor, salud
He tenido varias- no muchas- experencias no muy positivas con vinos de Rodrí, botellas fallidas. Aún así es un viticultor, un vigneron proporciona diversión, me ofrece mucha diversidad y que me impide aburrirme con sus vinos. Gracias a él descubrí castas autóctonas y 100 %, nada de coupage, abrió el camino, detrás vinieron muchos. Además, es un tío majo.
Es una de mis bodegas favoritas sin duda.
En cuanto a estos vinos los probé de forma rápida en junio y no me engancharon a primera prueba, me parecieron bien, sobre todo sálvora pero me pareció, no afirmo solo es una primera impresión, que estaban un escalón por debajo.
Lo que es un espectáculo es ese "leirana" guardado del 2005 que sale como Mª Luisa - es ese nombre?- 8 años y es un bebé todavía.
Suscribo el post punto por punto. La auténtica dimensión y el significado d Rodrigo Méndez-Vigneron para el mundo del vino auténtico en general y para la solvencia como "marca" d la DO Rías Baixas sólo seremos capaces d leerla (como suele pasar) dentro d 20 o 30 años. El día en q abramos un Leirana Barrica d 2007 u 2008 (por ejemplo) y digamos "Ah!...a esto se refería".
Un revolucionario. Un crack.
Pero ¿es un proyecto aparte de Forjas del Salnés o no va aseguir con esta?.
Hola Jorge,
No estás desacertado en tus apreciaciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el proyecto empieza de cero, es muy joven (bodega nueva, viñedo por trabajar...) y creo que no podemos compararlo con Forjas, que al final es de lo mejor de la D.O., sino ponerlo en común con todo lo que se hace en la zona, y ahí ya sí tiene elementos para destacar.
Ya has probado a Dª Luisa??, dónde? yo solo lo probé casi en rama y sin etiquetar a final de verano...
Fundamental lo que dices, Jose. Sabemos (y sobre todo él lo sabe) que los grandes vinos de verdad son aquellos de los que se sigue hablando treinta años después.
No tengo duda de que este será uno de esos casos.
Toni,
Seguro que no lo he explicado bien, así que me alegra que me hagas esa pregunta.
Rodri se pone al frente de este proyecto como vía de crecimiento. No obstante, sigue, POR SUPUESTO, con Forjas.
Saludos!
Mariano no pretendia comparar las bodegas ni sus referencias, solamente reflejar, que en prueba rápida me parecieron un escalón por debajo. Veré cuando los pruebe con calma.
Ese Maria Luisa lo probé en Junio y aluciné
Fantástico post, Mariano.
No tenía ni idea de la nueva aventura de Rodri, al final no pude quedar con él este verano.
Seguro que con su honestidad, humildad y buen hacer, las cosas le irán bien.
Los vinos... habrá que probarlos!!
Saludos.
Hola S. Muchas gracias. La verdad es que este verano lo tuvo complicado. Yo tampoco pude verle, y tuve que esperar a septiembre.
Saludos
Publicar un comentario