Antes de nada decir que están ustedes ante la entrada número TRESCIENTOS de este blog. Lo pongo en letra que parece más llamativo. Hasta a mí me llama la atención el haber juntado tanta letra... pero bueno, a seguir.
Continuando con cifras, este es el tercer año que visito el Salón de los Mejores Vinos de la Guía Peñín, pero, si no me equivoco, la primera que escribo algo. Acostumbrado a sufrir la violencia de la multitud en la sesión de tarde, en esta ocasión pude acudir desde primera hora y probar cosas interesantes con algo más de sosiego.
A pesar de todo mi incapacidad irracional, casí atávica, para tolerar el gentío - y eso es un problema más mío que de la Feria- me impidió probar todo lo que me hubiera gustado, así que tuve que elegir, pero el balance fue muy positivo.
El tiempo no me sobra precisamente, así que me limitaré a dar algunas pinceladas de lo fino, obviando vinos que no me gustaron o me resultaron indiferentes, así como aquellos de los que ya hemos hablado en otras ocasiones y sí sé que valen la pena. Entre ellos destacaría los de Coto de Gomariz y X.L. Sebio, en especial su acertadísima gama "The flower and the bee" (que participarán en el Ranking), el Cava rosado de Bodegas Hispano-Suizas o el cañón que es Pazo de Señoráns Selección de Añada 2005.
La primera sorpresa fue César Príncipe 2009, una marca a la que había perdido la pista y que en mi humilde entender ha sabido interpretar muy bien la añada, dando un tinto luminoso, de fruta y bosque muy precisos, violetas y una destacable mineralidad. Aunque crudo en boca, resultaba corpulento, recio y con frescura. Con algo de madera por pulir, pero muy rico.
También me llamó mucho la atención un curioso blanco de Rioja llamado Altos 2011. Un trabajo francamente interesante de malvasía y viura en el que un inteligente juego de maduraciones da como resultado un blanco fresco, agil, divertido y muy sabroso. Vendimia en tres partes, una temprana- casi verde- para una parte de la viura, otra en su punto para la malvasía y la última para el resto de la viura. La madera - aplicada solo a una de dichas partes- suma y aporta en volumen, pero resulta inapreciable en aromas por lo que el resultado se revela pleno de equilibrio; y si terminamos de redondear con un precio que ronda los siete euros, sensacional. Para disfrutar ya.
Invitado queda, por cierto, a participar en el Ranking.
Y terminamos con el personaje de la Jornada, Raúl Bobet y sus vinos. Por un lado con el proyecto de Costers del Segre de los que destacaría Taleia, un sauvignon blanc serio y vibrante que recuerda más a algunos blancos de Burdeos que a lo que con esta uva y un poquito de piña suele hacerse en España. Thalarn, por otro lado, muestra una syrah muy definida pese a su juventud y que estoy seguro dará que hablar en un futuro no muy lejano.
Frente a estos vinos joviales la gama Priorat Ferrer Bobet es todo un espectáculo de profundidad y terruño. Y si bueno es el Priorat "genérico", el salto a la cariñena tersa y afilada de su Selección Especial es sencillamente brutal.
El 2010 está en pañales, pero 2009, aun siendo peor añada, resulta grueso aunque delicado, complejo, sabroso y muy elegante. Fruta y mineralidad rocosa. Si lo encuentran hagan la prueba.