Algunos días atrás publicaba en Culturamas Ocio un artículo con este título, y aunque no suelo reproducir aquí lo que escribo en dicha Revista, ni viceversa, algún correo amigo me recomendó, tras leer la última, que sí lo hiciera. Al menos en este caso.
Como yo soy muy de seguir consejos, y además entre la preparación de los cimientos del la Tercera Edición del Ranking y la sección "Wines from Spain" voy justo de tiempo, les dejo con el citado artículo, que lo disfruten:
Una de las consecuencias de juntar letras públicamente de
manera habitual, es que se reciben multitud de convocatorias y notas de prensa.
Aparte de eventos gastronómicos y presentación de productos de toda índole,
gran parte de ellas vienen referidas a nuevos vinos o últimas añadas de otros
ya conocidos.
No tengo por costumbre publicarlas, entre otras cosas porque
no soy prensa, aunque procuro leerlas con detenimiento cuando el tiempo
acompaña, y es curioso ver como junto con los gustos y las tendencias del
público, con el tiempo cambia también el lenguaje y la forma de vender las
virtudes de un vino. No hace mucho, eran las guías y ciertos gurús los que
determinaban la tendencia de esos gustos, pero puede que la cosa esté
cambiando.
Una de las notas de prensa que me llegaba hace unos días
llamaba la atención por confirmar una trayectoria que vengo observando desde
hace tiempo en otras muchas bodegas, presentaba la nueva añada 2010 de un
Ribera del Duero destacando su gran frescura.
Hasta hace poco, a nadie se le hubiera ocurrido algo así
para vender un Ribera, muy pocos lo demandaban y el resto ya lo dábamos por
imposible. Además, hay que trabajar de forma muy diferente a lo que suele
hacerse en esta zona para obtener tal resultado, pero al menos hasta que cate
el vino, teniendo en cuenta el buen nombre de quienes lo hacen, me lo creeré.
No es esta la cuestión.
Poco después recibo una nota similar, esta vez sobre el
Crianza de todo un clásico de Rioja del que se predica un profundo carácter
atlántico.
Resulta sorprendente ver cómo han cambiado las cosas. Aun
recuerdo hace no mucho, cuatro o cinco años atrás, no más, que cuando se
presentaban vinos de perfil similar, al menos a priori, prefería hablarse de
colores brillantes, concentración, maderas ígneas y, sobre todo, mucho cuerpo.
Lo que yo llamo vinos para constructores, a los que deseo la misma suerte.
Es evidente que algo ha cambiado, y no se trata de las guías
que todos conocemos, que siguen puntuando y premiando con generosidad la
concentración y el “roble cremoso” que a muchos nos espanta.
Y es que, de unos años a hoy, sin duda fruto de abrir
nuestra mente y nuestras fronteras, probar vinos fuera de España (aunque mi
subconsciente piense especialmente en Borgoña), conocer variedades autóctonas
olvidadas -especialmente del noroeste-, conocer los vinos de productores locos,
enamorados de su tierra y de sus cepas, y darnos cuenta de que lo importante no
está en las barricas, sino en la cepa y su entorno, que el raspón es más
importante que el tostado de la barrica y que la vida de un vino no está tanto
en su cuerpo o en sus subidos tonos, como en su acidez y, por ende, su
frescura, esa frescura que nos aporta vinos de sed, que son los que nos gustan,
porque nos gusta beber (no solo catar) y estos nos piden otra copa.
Evidentemente esto no lo ha inventado un servidor, nada más lejos. Diría que
es un movimiento, casi de resistencia con todas esas guías e ideas
preconcebidas, las mismas que hace veinte años decían que el mejor blanco es un
buen tinto, y que vengo observando desde hace unos años. Si ese movimiento
existe, me enorgullece formar parte de él, desde el primer día, allá por 2008, en que hablé de
un vino en este blog, por cierto, un tinto de Rías Baixas con 12% de alcohol,
traslúcido y con una acidez brutal. Son muchos los blogueros, foreros y
aficionados que llevan tiempo hablando de esto, más que yo, porque uno es tan
solo un granito de arena más.
Dicho esto, resulta agradable, y sobre todo esperanzador,
ver que el mercado del vino español haga un guiño a todos los que estamos
deseando decir cosas buenas de lo que, de alguna forma, también es nuestro,
pero que en muchas ocasiones (especialmente en las clásicas zonas vinícolas y
desde las grandes bodegas) se nos antoja tan difícil. También nosotros tenemos
que mejorar, evolucionar. Probar, probar, probar, y seguir probando hasta que
sepamos extraer sin dudas lo mejor que se le puede pedir a un vino:
autenticidad, y que vayan siendo más los vinos auténticos, los que dicen de
dónde vienen, y nosotros sigamos aprendiendo con ellos y, sobre todo,
disfrutando.
Ojalá sea así. Todo puede cambiar en un momento.
10 comentarios:
Buena reflexión Mariano y subscribo especialemnte el último párrafo.
tendrá algo que ver la irrupción de Neil Martin con un gusto nuevo? o que ya no hay un duro para comprar barricas nuevas y ahora la madera vieja "mola".
En fin, la frescura y la autenticidad frente la estandarización.
Un muy buen artículo, Mariano.
Yo creo que la llegada de Neil Martin, con el consiguiente cambio de gusto, ha sido el detonante de estos cambios. A ver qué nos deparan los resultados de sus catas en Galicia, estoy intrigado.
Saludos!
Alberto.
Me temo que no soy yo tan optimista. Efectivamente tras las declaraciones de Neal Martin habrá bodegas que abandonen el exceso de madera y de concentración. Sin embargo, en mi opinión, esas prácticas les servíana muchos para "tapar" las carencias de la uva. Si ante no la cuidaban en exceso ahora tampoco lo harán, y donde antes había madera se pasará a vinos deslucidos.
Ojalá se "conviertan" y me equivoque.
Saludos,
Vicente
El problema es la mar de fondo, que es la marea de verdad. El problema es que esto se ha convertido en moda. Cuando se agota ese modelo, se cambia de nuevo la tendendia y a seguir moviendo la rueda como los hamster.
Saludos,
Jose
Reflexión muy acertada y certera.
Sinceramente creo que la democratización que ha supuesto internet para el mundo del vino y sobre todo para los consumidores está cambiando el chip en muchas DO y más bien en muchas bodegas.
Aquí me tengo que acordar del famoso 'Oak monster' que decía Gary Vaynerchuck. Mejor cuanto más lejos.
Un saludo y enhorabuena por este excepcional y valioso espacio.
Muy buena Ja ja. Pero me temo que siempre hay pasta para barricas, sobre todo americanas...
Gracias Alberto. Yo tambien estoy intrigado...veremos.
Vicente tio, ves el vaso medio vacío... no pienses en los que se quedan en pelotas, si no en los que mostraran por fin su buen hacer...
Saludos
Jose nosotros a lo nuestro, pero para una vez que nos viene viento de popa, aprovechemos.
Saludos
Viento en las velas, hay. Pero su barco no es el mio...
Saludos,
Jose
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