Para no empalagar
demasiado con mis costumbres veraniegas y evitar al mismo tiempo que se me siga
cayendo la lagrimilla, vamos a hacer un lapsus para hablar de cerveza artesana.
Nunca he sido de los que
creen en el antagonismo irreconciliable entre el vino y la cerveza. Frente a lo
que opinan la mayoría de los españoles, sí considero el vino más versátil en general, a la hora de acompañar una comida, sin ir más lejos, por el abanico de
posibilidades que ofrece, y generalmente encuentro un placer más completo en un
buen vino que en una excelente cerveza.
Sin embargo todo tiene su
momento, y en algunos, como el que ofrece una barra con boquerones y patatas
fritas, es difícil superar la tentación de una caña bien tirada. Yo ni lo
intento.
El caso es que hace ya
unas semanas la gente de Mumumio, tienda gourmet on-line en la que ya he
comprado más de una vez con excelentes resultados, nos hizo llegar unas
cervezas de elaboración artesanal que han venido francamente bien para estos
terribles días de calor y que hemos ido probando con diferentes platillos,
quedándonos al final con los maridajes que comentaremos a continuación.
La cosa todavía va de
verano, así que empezamos con una ensalada, de esas de plato único que nos
mantienen afortunadamente alejados de los fogones. Como no creo que el calor
sea razón suficiente para abandonar las legumbres, pues de lentejas,
previamente cocidas y refrescadas, a las que añadimos media papaya (adoro esta
fruta) cortada en cubitos, un puñado de canónigos, una chalota en rodajas
finas, dos huevos cocidos, una pizca de sésamo tostado y un cucharón de
guacamole con mucha lima y sin cilantro que habremos preparado previamente.
Para aliñar emulsionamos
un par de cucharadas de vinagre balsámico, una cucharada de miel, una pizca de
jengibre rallado (lo hará todo más digestivo) y aceite de oliva virgen en
hilillo hasta que el tema ligue.
Los amantes del guacamole
sabemos que el aparentemente inocente aguacate es un terrible verdugo de la
mayoría de los vinos, lo que unido al vinagre, hace de este un plato enológicamente
atroz, sin embargo, con una cerveza como Saramagal Inmaculate podemos sacar lo
mejor de ambos.
Se trata de una cerveza gallega
tipo Ale Rubia, elaborada con malta de trigo y cebada, a la que se añade cáscara
de naranja. Tiene aromas sutiles de cítricos
y pan tostado, resulta fresca, pero con mucha presencia en boca y un contenido
dulzor. Deja su impronta con soltura sin quitar un ápice de sabor a nuestra
ensalada.
Seguimos con una de mis
debilidades nunca contadas hasta el momento como lo son los fiambres casqueros. Sólo los bien hechos, eso sí. En este caso topamos un finísimo loncheado de
chicharrón de cerdo ibérico, que para mí supera cualquier jamón de cebo que
puedan encontrar por ahí.
En contraste con la intensidad
sápida del jamón, este es un bocado muy delicado que puede verse vapuleado por
cualquier blanco o tinto medianamente potente. Si habláramos de vino y
tuviéramos a mano uno de esos chicharrones con pistachos, yo recomendaría un
blanco seco y no muy aromático tipo Chablis, o tal vez un albillo al que no se
le note la madera. Como estamos con cervezas, ésta castellana Burro de Sancho
Roja nos vino de perlas. Elaborada con un 100% de malta de cebada procedente de
La Mancha, nos ofrece, además de sus sugerentes tonalidades rojizas, un perfil
muy aromático de especiados (pimienta, sobre todo) azúcar de caña y nueces. En
boca es fresca y ligera, con una espuma muy bien integrada. Resulta sabrosa y fácil
de beber.
Y, como debe ser,
rematamos con un postre, los barquillos de chocolate, que no sé a ustedes, pero
a mí me traen un bonito recuerdo de infancia. Si encuentran – y no es difícil-
los que comercializa Casa Eceiza, triunfarán seguro.
Aquí tiramos de un
maridaje tan acertado como poco conocido que es el del chocolate y la cerveza
negra o tostada, tan solo superada a mi juicio por el Oporto para maridar con
éxito el oscuro elemento.
La candidata viene de
Soria y se llama Caelia en honor a la bebida que, supuestamente, engullían los numantinos
durante la resistencia a Roma. Esta versión es una cerveza tipo Brown Ale
inglesa elaborada con tres tipos de lúpulos y tres clases de maltas diferentes.
Su color recuerda a una
coca cola turbia con una espuma color crema muy persistente. Su nariz es más compleja
e intensa que las anteriores, y da notas de caramelo tostado, cacahuete, hierba
fresca y torrefactos. En boca es muy sabrosa y delicada al mismo tiempo, densa,
pero fresca y con un persistente amargor que cierra con elegancia, aunque
recomendaría tomarla con algo más de temperatura que las anteriores, que vendrían
directas de nevera.
En todo caso, juntos
forman un tandem, tipo foie-sauternes difícil de olvidar.
A pesar de su abanico sensorial, más reducido, lo cierto es que la
cerveza cuenta con ventaja operativa a la hora de jugar a maridajes gracias al carácter
individual de los botellines y a su menor grado alcohólico con respecto al
vino, así que – aunque el vino sea nuestra causa- si experimentan armonías del
estilo, no dejen de contárnoslo.
14 comentarios:
Interesante la revolución cervecera artesana que estamos viviendo en España, actualmente hay más de 200 cervecerías artesanas en el país y cada día surgen más, con diferente éxito todo hay que decirlo.
Recomiendo dos marcas más que interesantes, Yria de Ocaña, Toledo y La Virgen de Las Rozas en Madrid, de Yria destaca la Golden Ale y de La Virgen su estupenda Lager. También muy destacadas las de Sagra y el Oso y el Cuervo ambas Manchegas.
La Saramagal la conozco bien, esta Rubia la hicieron a principios de año, posteriormente la retocaron y mejoraron considerablemente, pero sigo prefiriendo su Indian Pale Ale, para mi una gran cerveza.
Ostrás Pedro, te veo muy puesto en el tema. A mí me da un poco de miedo profundizar tanto porque con el vino ya no doy abasto... pero tomo buena nota.
GraciaS!
Hola Roberto,
Está claro que el tema te toca cerc, en Barro, ¿no?. A ver si pruebo esa Indian cuando vuelva por allí...
Mariano, la verdad es que yo soy más de vino, pero hay que reconocer que este tipo de cervezas se disfrutan de una manera especial, además la gente del mundillo tiene un rollo desenfadado y divertido que atrae bastante.
Te puedo mandar un par de ellas para que pruebes.
Saludos
Es cierto que me he metido a probar cervezas, cuando uno se mete a catar vinos al final acaba picando del vino, cerveza, aceite.
Parto de que no me gusta la cerveza, bueno eso era lo que decia siempre hasta que empecé a probar cervezas artesanas y de diferentes tipos, por lo tanto lo que no me gusta es la cerveza industrial que tanto abunda en nuestro mercado, da igual si es holandesa que española, no las soporto.
En Oviedo tenemos una cervecería que se preocupa por traer y rotar un montón de cervezas artesanas - algunas micro- de muchas partes del mundo y de vez en cuenado allí voy a probar.
Esa Burro sancho creo que se consigue por aquí, la probaré.
Eso sí la cerveza como el vino lo prefiero sin comida y si tengo que elegir para comer obviamente gana el vino.
Gracias Pedro. Lo cierto es que aun no conozco a nadie del mundillo, pero como decia mas arriba, con el vino ya no doy abasto... jajaj
Hola Jorge! No entraré en el terrible debate comida-no comida... Cerveza, vino, aceite... todo es análisis sensorial. Mr alegra que haya espacios para este tipo de productos...
No pretendía empezar ningún debate, simplemente dar mi punto de vista de lo que elijo para comer si me veo "obligado" y cómo tu entrada va de cerveza y comida...
Claro que sí hombre!
Claro que sí hombre!
Jajaja valeeeeee
Yria es una buena cerveza,la hace un amigo mio,un gran chico.La que mas me ha gustado es una que hacen en La rioja,mateo y bernabe.
aloque
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