Ya estamos de vuelta, como un clavo.
Como viene siendo habitual, para no forzar mucho la máquina, comenzaremos el curso con un pequeño resumen de lo que fue este verano en lo gastronómico para aquellos que, seguramente con buen criterio, tienen ocupaciones más elevadas que seguir el twitter y el facebook del personaje que suscribe.
Arrancamos con paella en Alicante. Era lo que pedía el cuerpo y ya saben que uno es de chiringuito, por eso acudimos a uno reconvertido en restaurante de cierta elegancia llamado La Ponderosa y situado en el municipio de El Campello. Allí nos sirvieron un impecable arroz del que no dejamos ni las cáscaras, que además habría quedado muy económico de no haberse visto precedido por unos caprichos en forma de Gambas Rojas a la plancha que acabaron saliendo a unos cinco euros la unidad. Es lo que tienen los antojos.
Acompañó de miedo un Torelló Rosé Reserva 2006, fresco, vinoso, sin excesos carbónicos y con una fruta francamente adictiva. Si no tuviera sorpresas como la de un Privat Nu 2008 catado por otros lares, me inclinaría a pensar que lo Cava tira mejor por lo rosado.
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El Rosé de Torelló en La Ponderosa (El Campello) |
Ya por la noche, en
Alicante DC, volvimos a recalar en César Anca, un lugar de buena cocina. Sin
riesgos. De entre todo destacaría un delicioso tataki de bonito con una
acertadísima y crujiente vinagreta y una ensalada de bogavante tan sabrosa y
fresca como ochentera.
Falla nuevamente este lugar en su carta de vinos,
especialmente en lo que a blancos se refiere, y que recuerda más a la de un
chigre de tercera que a un restaurante de su nivel. Cuando vuelva preguntaré
por el descorche para llevar mi pan bajo el brazo.
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Ensalada de Bogavante en César Anca |
Por último no quisiera
dejar de destacar la sorpresa recibida en Pizzería Brel. Lo que a priori
parecía un italiano más del paseo de El Campello, destinado en un 98% al
turista incauto, resultó un proyecto serio y muy respetuoso, tanto con la cocina
como con la inteligencia del cliente.
Presentaciones impecables,
platos divertidos, sabrosos y con buen producto rodean a un catálogo de pizzas
crujientes de impecable factura. No se pierdan los mejillones ni la ensalada
césar que se construye en la propia mesa. Por todo ello unido a la velocidad y
profesionalidad con la que se mueve la sala, algo apretada, me recordó mucho a
la reconversión que suele quedar de los restaurantes que piden la ayuda de
Gordon Ramsay en Pesadilla en la Cocina, ya hablamos de esto en alguna ocasión.
Gratamente inesperada su
carta de vinos, elaborada con criterio, y con muchas propuestas de todo tipo,
incluidos guiños internacionales.
Nosotros nos decantamos por un siempre
solvente Castillo de Monjardín 2009, una chardonnay, sencilla, fresca, cremosa y sin complicaciones. La cuenta, entre 20 y 30 euros, hace que
la propuesta sea francamente atractiva. Muy recomendable.
De allí nos fuimos al
noroeste, pero eso ya es carne de próximas entradas.
11 comentarios:
Me llama la atención ese Castillo de Monjardín. Normalmente le huyo a los chardonnay de climas cálidos como a la peste. ¿Realmente merecía la pena?
Hola Mariano.
Veo que esta ves ni siquiera has intentado quedar :)
De acuerdo en lo de la carta de vinos de César Anca. Es una carta de "ir a lo seguro", y creo que se renueva poco.
Nunca he estado en Brel, pero si podría decirte que es un sitio donde se llevan a cabo varios eventos relacionados con el vino, tipos cenas/maridaje y demás.
Saludos.
Ejem...donde dice "ves", obviamente debe decir "veZ"...
Hola Vicente,
Entiendo, y en ocasiones comparto, tus reservas.
Evidentemente no estamos hablando de un Chasagne-Montrachet ni nada parecido.
Es un vino blanco de Navarra, hecho con chardonnay, variedad que se adapta bien, en una zona que (salvo error por mi parte) no hay mucho blanco autóctono, pero que teniendo en cuenta que vale unos seis euros, que está bien elaborado, que siempre responde y que todo ello lo hace sin piñas, supertostados ni nada raro, sí creo que merece la pena probarlo.
Pero de todas formas ojo con los clichés, porque en el Piamonte, por ejemplo, probé algún que otro chardonnay francamente interesante...
Saludos,
Hola S.
Creo que lo que dices de "ir a lo seguro" es demasiado generoso. Eso exigiría tener al menos un vino bueno. De los blancos (mi mujer no prueba los tintos) creo que no me acercaría a ninguno de ellos aunque lo encontrase en un saldo a mitad de precio. Si tuviera que decir lo que acabé pidiendo para no cenar con agua...un desastre.
Por otro lado, fue una escapada de fin de semana con mi Santa y no había hueco para quedadas, además en esas fechas creo que estabas en Galicia.
Saludos,
No te preocupes, si aunque coincidieramos los dos aquí durante 6 meses, tendría que haber algún tipo de conjunción planetaria para que lográsemos coordinarnos y quedar :)
Saludos.
Hola Mariano
El título de la entrada me hizo pensar que el vino era levantino.´
Comprendo que los prejuicios pueden hacernos perder la oportunidad de probar buenos vinos. Aún así prefiero buscar vinos producidos con uvas de la región de la que son. Aún así a veces hago excepciones, como con el albariño alicantino ;)
Saludos,
Vicente
Que apetecible!
Zepequeña.
Ese Monjardín me parece un excelente ejemplo de chardonnay español sin protagonismo de la madera, a muy buen precio y siempre solvente.
No pruebo muchos cavas rosados pero apunto este si lo recomiendas como lo haces...
Pues a mi sin embargo suelen gustarme mas los rosé, será porque voy prefiriendo la vinosidad a la pastelería, que cada vez me gusta menos.
Pues a mi sin embargo suelen gustarme mas los rosé, será porque voy prefiriendo la vinosidad a la pastelería, que cada vez me gusta menos.
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