domingo, 8 de julio de 2012

Tinto de terraza, y rebajado

Al igual que en la moda, llegan las segundas rebajas del año al mundo del vino que, lamentablemente, suelen reducirse en lo interesante de algunos destockajes de Lavinia, aquellos Gravonias que antaño vendían en Alcampo, y poca cosa más.

Como no aprendo de los errores, en la ocasión anterior que hablé del tema, me quedé sin reservas de aquél Terre Blanche, y posiblemente ocurra algo parecido con este extraño borgoñoide que les presento.

Abstenerse enemigos de lo friki, se trata de un Mâcon-Cruzille, pueblo, éste último, situado al  norte de Mâcon y de Cluny en el que trabaja la familia Guillot, de Domaine des Vignes du Maynes. Tienen viñas viejas de chardonnay, pinot noir y gamay, siendo elaborados con esta última uva todos los vinos que elaboran bajo aquella denominación.

Todo su cultivo es biológico, y lo fue ya hace cincuenta años, mucho antes de que lo neo-hippie estuviera de moda. Ya sea blanco o tinto, elaboran por maceración carbónica durante unas dos semanas, criando seguidamente sobre lías en roble usado. No hay filtrados ni adición de sulfuroso.

El resultado es un vino ligero a la vista, granate casi traslúcido, de capa muy baja y aspecto turbio, mate.

Primavera 2010 es intenso y perturbador en nariz, ofrece ricos aromas de mermelada de fresa, manzana asada, casi sidra, hierba cortada, pomelo, orégano y enebro. 

La boca es fresca, alegre, jovial, con un ligerísimo resto de carbónico que le da vidilla, una acidez formidable que hace su contenido alcohólico inapreciable. Mucho peso de fruta. Cierto corte amargo y herbáceo al final. Y su profundidad va mejorando con el tiempo de apertura. 

Recomendable tomarlo fresquito, aunque no demasiado, pues pese a ser absolutamente seco, por debajo de los 15º saca una nota dulce, que dura menos de un segundo, pero que despista un poco. 

Rico y muy bebible. De trago largo, vaya, y el caso es que la joyita en cuestión, ha pasado de 21 a 15 euros en Lavinia. Eso sí, abstenerse enemigos de lo friki y de ciertos niveles de oxidación.

El mejor maridaje para este vino lo ofrece el atardecer en una terraza y mejor compañía. Si tienen patatillas, aceitunas y una cubitera cerca, por si acaso, no necesitan más.


Fue el elemento perfecto para la inauguración de nuestra recién reformada terraza, en la que nos esperan futuros descorches.

Y ya que estamos, aprovecho para meter la cuña. No dejen de visitar nuestra incursión en Ramón Freixa. Una vez al año, no hace daño.

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