lunes, 23 de julio de 2012

Gnocchi a la templanza

Tras comentar mi tendencia hortera del post anterior, creo que la aficción por los libros de George R.R. Martin, que últimamente devoro, me están sumiendo en un proceso de quijotización.

Sin ir más lejos, la semana pasada el delirio me llevó, con cuarenta grados en plena calle, a tirar de restos de nevera y preparar un hirviente potaje de garbanzos con rape. Supongo que sería por aquello de que "se acerca el invierno", y por esa misma razón, recuperada la cordura, el potaje pasó directo, sin solución de continuidad, de la olla al tupper, y de ahí al congelador. 

Todavía recuerdo la cara de mi mujer, estupefacta por el calor de la rue y la terrible visión que tuvo ante sí, al entrar por la puerta y verme sudando a chorretones, cuchara en ristre ante la perola y con la campana a toda pastilla. Si después de semejante espectáculo, encima le servía de cena aquel guiso atroz, posiblemente aquello sería el final de mi matrimonio, así que opté por una solución de nevera algo más fresca.

Aprovechando el calor del fogón puse a hervir agua para luego introducir unos gnocchi. Si no los quieren hacer en casa, los de Lidl refrigerados están bien, si no De Cecco o Rana nunca fallan. Cualquier cosa excepto los del ave de corral que todos conocemos y que no hay por dónde coger, de verdad.

Simultáneamente cortamos unos tomates cherry que salteamos a fuego medio fuerte, añadiendo aceitunas (negras vulgares o arbequinas, pero siempre con hueso), albahaca al final y, sólo si se atreven, una cucharadita de azúcar para caramelizar el asunto. 

Por otro lado mezclamos una bola de mozzarella con el mejor atún enlatado que encuentren y lo aliñamos con un toque de sal, aceite de oliva virgen y un golpe de pimienta.

Incorporamos todo a los gnocchi escurridos, corregimos de sal si procede y añadimos un toque al gusto de crema de vinagre balsámico. 


Aunque puede tomarse caliente, nosotros esperamos a que se enfriase y mejoró un montón.

Un plato sabroso y divertido al que le corresponde un vino de las mismas características. Y como es verano, pues rosado. Llevaba yo algunas decepciones en este campo, cuando volví a topar con el que elabora Alfredo Maestro en Olmos de Duero, de una parcela de garnacha tintorera llamada El Cuchillejo plantada en 1953. 

Se llama Amanda 2011 y es un rosado de lágrima obtenido tras tres a cinco horas de maceración con hollejos a baja temperatura, fermentado en inox tan solo con levaduras autóctonas, sin maloláctica y embotellado en marzo de 2012 tras pasar el invierno a la intemperie.

Me gusta su color rojo sugerente, casi mate, algo vampírico. Aunque se salga de lo convencional. No huye de la golosina en nariz, con notas de fresa ácida y pica pica. Pero incorpora más peculiaridades, hierba fresca, cuero, huevo cocido. 


En boca sigue sin complejos, mostrándose alegre y vibrante, con algo de carbónico residual y mucha fruta roja, sin tanicidad pero con carne, que junto con su elegante amargor compensa bien la acidez que se pudiera echar de menos. 

Muy bebible, para tomar con cubitera y sorprender a los de "rosado ni chicha ni limoná" y perfecto para acompañar a nuestro plato improvisado o a cualquier otra pasta fría o caliente.

Y no les digo su precio que si no me acaban con las existencias.

9 comentarios:

Jose dijo...

¿Huevo cocido? y lo que es más ¿crema de vinagre balsámico? Definitivamente el Georgie Dann del anterior post hizo mella :-p

Saludos,

Jose

Mariano dijo...

Jose tío, no me pasas una. Vale que mola más reducir el vinagre en casa, pero no había tiempo y me jugaba mi matrimonio...

Aunque no descarto la influencia de Georgie, te aseguro que el huevo cocido estaba ahí.

Saludos,

Jose dijo...

}:-) La caló incrementa mi maldá }:-)

Lo del huevo cocido... es que lo he asociado directamente con sulfuroso :-?

Saludos,

Jose

P.S Tengo por el armario un botichuelo de crema balsámica de frambuesas de Aranjuez (pone eso la etiqueta) que tengo que ver cómo usarla...

Sibaritastur dijo...

MAriano, entiendo bien que dices que a este vino le puedes echar en falta un poco de acidez?. Tanto ha cambiado desde abril?, no recuerdo si te había gustado aquel día pero a mi no me había convencido, bastante acidez cítrica y poca materia que la envolviera, aunque tampocoo estaba mal.
Lo comentaba con Joan G. Pallarés a través del Twitter que le había gustado este vino, yo le decia esto mismo.
Ahora bien, es un vino diferente y natural y eso ya tiene su importancia a priori.

Mariano dijo...

Hola Jorge,

Partiendo de que me ha gustado mucho- más que el día que lo catamos, sin duda- quizás yo le pediría un punto más crujiente que lo haría un gran vino (fuera de rosado o no rosado). Pero no estoy de acuerdo en la falta de "materia envolvente" pues sin tener las armas de un tinto, tiene carne y volumen suficiente como para arropar cierta calidez que muestra al fondo.

Vamos, que está mu bueno. Me gustará conocer la opinión de Joan.

Sibaritastur dijo...

Mi comentario evidentemente iba por la prueba de abril. Quería decir que con la acidez que tenía, muy marcada y cítrica me faltaba peso de fruta para "envolverla".
No me has comentado nada de la acidez comparada con lo que encontramos en abril..
A joan le gustó bastante, creo

Mariano dijo...

Es que yo no encontré esa acidez en abril. De hecho me parecio mas pesadote

LMS dijo...

Interesante plato que con el que pienso atreverme.
Para los amantes de los frutos del mar sugiero unos moluscos al azafrán. Otro plato desenfadado y muy apropiado para las fechas.
Está colgado en www.todounplacer.blogspot.com

Sibaritastur dijo...

Acabo de revisar mis notas y pone: goloso, fresco, sencillo, cítrico.
Seguro que recordaba esa alta acidez por el cítrico tan cortante que tenía y que teine que ver con ella.
En fin, cuestión de matices y opiniones. No tengo mas botellas para comparar ahora con vosotros.

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