Lo prometido es deuda, y ello nos ha brindado- nunca mejor dicho- el placer de dar unas pistas sobre espumosos de los que disfrutar antes (y después) de las uvas. Este año intentaremos bajar un poco más el presupuesto, por lo que me temo que habremos de quedar algo al sur de Reims.
Empezamos con un cava, recomendación de Sibaritastur, que sorprende por su carácter directo y sencillo. Se trata del Petit Albet Brut de Albet i Noya. Lo compone el coupage tradicional del Penedés (macabeo, parellada y xarel.lo) obtenido únicamente de uvas ecológicas, con doce meses de envejecimiento en rima y degüelle manual. Ronda las mil pesetas de antaño, que si les digo seis euros les parecerán menos.

El resultado es un vino pajizo, muy claro, de burbuja fina y regular. Ofrece en nariz manzana verde, cítricos, hojaldre, y un algodón de azúcar, que se torna seco en boca, agil y liviano, nada pesado, con buena acidez y una burbuja bastante integrada en la segunda copa (rara vez me gusta la primera copa de un cava). Sin demasiada complejidad, ni profundidad, así como también sin excesos levadurísticos, resulta un espumoso refrescante y divertido, muy bebible y que pide más.
Perfecto para aperitivos a base de salmón, que si vienen en una tostada muy crujiente untada con mantequilla salada, y un picadillo de pepinillo y cebolleta, de diez.
Vamos metiendo algo de complejidad con un rosé, que ahora se llevan mucho. Los hay muy correctos, y este Bertha Pinot Noir Brut Reserva es uno de ellos. Un 100% pinot noir con suaves maceraciones que le proporcionan su color anaranjado, salmón- más que rosado. Ofrece una curiosa nariz de pomelo, cerezas secas y mantequilla con un toque ciertamente “pinotero”.

En boca es seco, sutil, casi discreto al inicio, todo bien ensamblado y nada se impone. Se prolonga y expande con la frescura que le proporcionan su textura, su nervio y una burbuja muy bien integrada. Muy bebible, deja recuerdos más borgoñones que champaneros y un sinfin de posibilidades de maridajes. Irá perfecto con fiambres trufados y con esos patés acompañados de huevo hilado que no fallan en las mesas más rococó.
Y seguimos introduciendo más barroquismo- bien entendido- en la burbuja gracias a este Mestres Visol Reserva Particular 2006, aquí se intenta exprimir todo lo que pueden dar las cepas viejas de macabeo, xarel.lo y parellada, envejeciendo en barrica tan solo una parte de los vinos, pero con una crianza global de más de tres años, sin licor de expedición, antes de salir al mercado recién degollado.

Pese a lo que pudiera asustar la complejidad de su elaboración, resulta un vino alegre y jovial desde el inicio. Con aromas florales, lima, anisados y alguna vainilla en el fondo. En boca se reproducen las sensaciones cítricas, buena acidez, burbuja bien integrada. Resulta potente y voluminoso en el paso, muy seco, largo y profundo.
No teman al enfrentar este espumoso con un plato central de capón relleno, por potente que sean sus salsas de frutas escarchadas o castañas. Funciona francamente bien y no llega a los 20 euros.
Y rematamos con un Champagne de la zona baja de precios (unos 21 euros), en la que Lamiable, con predominio de pinot noir, se muestra fresco, sabroso y mucho más interesante que otras grandes casas que abarrotan las estanterías del supermercado. Una recomendación sin instantánea, ni notas de cata, que fue informal, pero que sorprendió por una relación calidad-precio sensacional. Otro día les hablaré de su millesime 2006 que es de lo mejor en rcp que he probado en Champagne.
Sin más, les dejo con unos expertos en despedir el año, no sin desear a todos un Feliz 2012 lleno de ilusión...