No sé por donde empezar, así que empezaré por el vino.
Miren, uno tiene multitud de defectos, pero si de alguna virtud dispone, es de la paciencia. Por eso acostumbro esconder ciertas botellas que me han llamado la atención por su potencial, con el fin de olvidarme de ellas y, como si de una cápsula del tiempo se tratasen, abrirlas muchos meses después.
Allá en 2006 tuve la suerte de conocer un auténtico Château en Rioja llamado Heredad Baños Bezares. En Briñas se encontraba esta bodega pequeña, familiar, con uva de propiedad y creciendo en los alrededores de la casa salvo- claro- por el río que también hacía linde. Mimo en la selección y con todas esas cosas que los frikis valoramos en un productor.
En su día pudimos probar un crianza y un reserva tintos francamente interesantes, directos y listos para beber. Y así fueron cayendo las botellas que nos llevamos...
Sin embargo, fue su blanco de viura, fermentado en barrica, el que entonces me llamó poderosamente la atención. Se llamaba Gran Bohedal Blanco FB 2006. Lejos de la exhuberancia, era un blanco cerrado, seco, apretado, pero con mucha boca y una soberbia acidez que lanzaba promesas. Por eso decidí guardarlo y darlo por perdido durante algún tiempo.

Aguanté, o más bien me olvidé de él durante cuatro años. No está mal.
Cuando nos volvimos a ver, ambos habíamos cambiado.
Yo, a peor. El vino, a mejor. Se mostró dorado y brillante, muy complejo en nariz, con notas de melocotón maduro, mieles, anís, coco y lemongrass. Potente y robusto en ataque, pero con el predominio de las sensaciones cítricas que recordaba años atrás de su formidable acidez. A su paso muestra volumen, tensión, músculo. Amplitud de largo recorrido. Profundidad que va dejando un reposo cítrico, con más rastro de su evolución en notas de orejón y avellana.
Una auténtica pasada que acompañamos con un guiso reposado, de los de toda la vida. Sofrito de pimientos y cebolla bien trabajado. Patata segoviana y guisante. Trabado con un vino blanco y a cocer sin prisa y a fuego lento, en un buen fondo de cabezas de pescado y marisco, bien tostadas. El protagonista, ese calamar de potera que hace salibar...
... Y por supuesto una viura que nos hace recordar que antaño Rioja era tierra de blancos.
Pero como no puedo dejar pasar un post sin recordar esto del Ranking, diré que en su día costó 5 euros y que, por lo que veo en la tienda on-line de la bodega, sólo ha subido cincuenta céntimos desde entonces. Y como es difícil dar más por menos, especialmente si se tiene paciencia, espero que los de Heredad Baños Bezares se animen a participar en el certamen.
5 comentarios:
Con todos mis respetos.. que como gallego que eres, alardees de patata segoviana.... hombre por favor...! jaaj Pintaza que tiene ese vino!
También guardo un buen recuerdo de Briñas y de la visita a esta bodega, es verdad que la compañia era excepcional: Joan P.(Divinis), Manolo Gago, Roberto (Pingue) y David de Jorge.
Pero creo que no probamos este blanco.
Por fin nos veremos pronto Mariano!!
Unha aperta
Es curioso cuando tienes una pequeña bodega en casa, guardas vinos y a veces se te olvida y resulta una gran experiencia, eso me pasó a mi con este vino te dejo el enlace, un saludo.
Y las patatas tienen una pinta genial:
Gran bazan ambar del 05
Peter. Me alegra que comentes esto. Lo que en Madrid venden como patata galega es para echar a correr. Casi es mejor comprarlas matutano... sin embargo, cuando pillo en mercado de villalba cjo estas segovianas que son francamente buenas.
Jo Antonio, para no disfrutar en tan ilustre compañia. Nos vemos pronto.
Aperta forte!
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