
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Primeras colaboraciones

miércoles, 21 de septiembre de 2011
De lo que tendría que ser cocina rápida, y lo que podría ser un gran Ribera
Pero bueno, volviendo a lo nuestro, iba a lanzar la cuestión de que ocurre cuando tenemos prisa para comer, pero desgraciadamente la pregunta correcta es ¿en qué momento no la tenemos?.
Muchas veces, y hablamos de que la prisa nos pilla en casa, la situación nos lleva a salir del paso, y yo el primero, con soluciones de bocata en el mejor de los casos (un día de estos hablaremos de bocatas más que dignos), y muchas veces con sobres de comida rápida que, en el noventa por ciento de los casos saben igual, a concentrado de caldo, de ese que hacen, seguro, a base de picos y patas de pollo. Sin embargo, de vez en cuando y, claro, gastando algo pero no mucho más, uno encuentra alguna sorpresa muy placentera.
Uno de esos insólitos casos fueron estos orecchiette al tartufo que encontré en el Sánchez Romero. Creo que unos cuatro euros.

¿Los Ingredientes?: pasta, boletus edulis y trufa blanca. Ni colorantes, ni potenciadores del sabor (tampoco sal), ni peta zetas.
La elaboración no podía ser más sencilla. 15 minutos en una medida de agua hirviendo y sal, de forma que al final quedara lo justo para ligar la salsa con una cucharada de nata fresca y un remate de parmesano rallado. Listo.

Al dente, aromática (más boletus que trufa) y muy sabrosa. Posiblemente no hayamos invertido más tiempo y sí poco más de un euro en uno de esos preparados terribles de los que mencionaba antes.
A un plato rápido y directo como este, pues un vino directo (que no rápido), una de las mejores y escasas muestras de relación calidad-precio sin kilos de ebanistería que podemos encontrar a lo largo del Duero y que, en este caso no se encuentra al otro lado de la frontera.

Suelos arcillo-calcáreos y arenosos de La Aguilera, cepas con una media de edad superior a los 60 años, densidad de 2200 cepas por hectárea, vendimia manual a principios de octubre y dosis mínimas de sulfuroso.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Convocatoria: II Ranking Independiente de los 10 mejores vinos por menos de 10 euros
Con un excelente apoyo técnico y logístico y un magnífico jurado, con bodegueros, enólogos, prensa especializada y aficionados, pudimos desarrollar una rigurosa valoración a ciegas de las más de cincuenta marcas catadas de entre las propuestas por los visitantes de nuestro blog, Y finalmente se extrajo un “top ten” de lo que, a juicio de la media del panel de cata fueron los diez mejores vinos por menos de 10 euros participantes.
Gracias, en especial, a la elevada participación de las bodegas que decidieron someter sus productos a ser valorados conseguimos un éxito inesperado que nos ha animado a repetir la jornada este año.

Así, con nuevas ideas y la ambición de hacer esto un poquito más grande, desde este momento ponemos en marcha
Habrá novedades, muchas sorpresas, y la primera de ellas es que esta vez, nos vamos a Galicia a celebrar la final. Allí contaremos con el apoyo de lujo que nos brindará el Sumiller Xoán Cannas (Nariz de Oro 2004) con el soporte del estrellado Pepe Vieira, su entorno de excepción y muy especialmente la experiencia en la organización de eventos de María Fechoría & Asociados.
Además, al igual que el año pasado, una parte del jurado será seleccionado de entre aquellos lectores que propongan vinos participantes y nos manifiesten su deseo de estar en el panel de cata.

Plazo para proponer participantes: desde ya, tanto mediante comentarios a este post como por correo electrónico a info@rankingvinos10.com o a la dirección señalada al margen.
Plazo para envío de muestras: Desde el 16 de Septiembre al 31 de Octubre
Celebración de la cata: 5 de noviembre en Pepe Vieira: Camiño da Serpe
Publicación del resultado: en las dos semanas siguientes a la cata.
Entrega de Premios: 26 de noviembre. Aquí habrá sorpresas, y hasta ahí puedo leer...
domingo, 11 de septiembre de 2011
Hoy cenamos en Casa (de comestibles)
Como comprobarán los que se asomen al enlace, lo que allí se ofrece, tan sencillo, y sin embargo mucho más que lo que puede dar de sí la web de un restaurante. De hecho, no había conocido hasta el momento a ningún profesional de la gastronomía dispuesto a desnudar tanto su trabajo ante el gran público. Por eso y porque la obsesión de su autor por la meticulosidad en la elaboración y la calidad de la materia prima parecía alcanzar lo talibán, cada vez eran mayores mis ganas de visitar el restaurante, pero pocas las oportunidades de acercarme por Coruña.
Hasta este verano, claro, en el que la boda de unos grandes amigos a los que deseo lo mejor, me obligaron a volver a
Uno esperaba encontrarse allí dentro a un treintañero algo chalado, posiblemente con melenita o una perilla muy cuidada y el componente algo friki inherente a un tipo que se embarca en una aventura de este calibre. La sorpresa fue cuando nos encontramos cara a cara con José María Jordán, un tipo a lo Goyo Manzano, con ya unos añitos en el mundo, y también en esto de la gastronomía.
Tras hablar con él un rato, uno se da cuenta de que reúne cualidades que pocas veces se ven en un chef, por un lado la serenidad del que ya las ha visto de todos los colores y ha pasado por muchos fogones, por otro lado una tremenda humildad y, finalmente, la asombrosa inquietud de quien, como si acabara de montar su primer restaurante, todavía no ha alcanzado su auténtico propósito, y créanme que el verdadero sueño de cualquier chef que ame la cocina es cocinar para cuatro o cinco.
Solo quedaba contrastar todo esto en el plato, aunque la premisa que nos dio con la mantequilla de albahaca untada sobre el pan elaborado en su propio horno, dejó el listón bien alto.
Perfecto el marinado de los hermosos bocartes que nos presentó acompañados de un acertadísimo replicante suave del salmorejo.
De ahí pasamos a un estofado de habas con unas zamburiñas vuelta y vuelta.Perfecto el punto de ambas y un torrente de sabor, y continuamos con un exquisito calamar de potera que demostró, primero, que hay categorías de cefalópodo y, segundo, que manejando bien la plancha, se puede cortar como si fuese mantequilla.
Llegó entonces mi favorito de la jornada, un San Martiño (pescado de roca) acompañado de una deliciosa bullabesa de huevas de erizo. Un caldo concentradísimo que era puro sabor, y que demuestra una cocina de fondos, pausada y reflexiva. Una pasada.
Terminamos el capítulo salado con un suculento steak tartar con foie escabechado y mostaza antigua. Soy un aficionado a este plato, siempre que lo hay lo pido, y les digo que este es el corte más fino que he probado nunca. Terminamos con un par de postres, uno más fresco, de helado de coco con mango, y otro más contundente un savarin de almendra y haba tonka, aunque su factura era francamente original y muy bien acabada, nos pilló ya fuera de combate.
Acompañó todo el menú un Rosado de Privat, monovarietal de mataró, que sin excesos golosinoides, con buena acidez y con una burbuja muy bien integrada, estuvo a la altura del menú en todo momento.
Por cierto que la carta de vinos demuestra rebeldía y muchas inquietudes, quizás algo limitadas por las dimensiones del local, pero qué quieren que les diga, yo prefiero cuatro referencias entre las que me cueste- como me costó- escoger, que quinientas llenas de condes, duques y marqueses ante las que el cuerpo suele pedirme una caña bien tirada. Creo que tardaré en volver a esta Casa lo que tarde en volver a Coruña, o quizás menos.
* Gracias a Pedro y al propio José María Jordán por las fotos. Mi cámara se puso en huelga esa noche.
martes, 6 de septiembre de 2011
Pistas veraniegas 2011
Como el lector habitual vendrá advirtiendo ya, un servidor acostumbra a justificar la ausencia veraniega en la plataforma con un pequeño resumen de lo que ha venido a deparar el periplo estival, y en este 2011, que nos ha traído alguna novedad que otra, no podía ser menos.

También recomendación del amigo Smiorgan, conocimos a César Anca y su propuesta de tímida vanguardia sin estridencias, pero al alcance de todos los públicos. Allí probamos, entre otras cosas, un divertidísimo falso tomate para untar que fue el trampantojo del verano. Plato perfecto para triunfar con una chica...

Tras un calor de muerte huimos al siempre agradable refugio asturiano, allí nos encontramos con la nueva tienda de Germán R. Blanco y como siempre hicimos acopio para el duro invierno. Hay de todo, pero le tengo especial gana a la última creación de Rara de Raro que no es ni más ni menos que una sidra... ya les contaré cuando la pruebe.
También nos volvimos a encontrar con Jorge (alias Sibaritastur) y algún otro diletante, y allí libramos una batalla a ciegas entre Galicia y Borgoña. ¿El resultado?. Pueden consultar el Facebook de Jorge. Mi voto particular fue para un curioso Pinot Noir de Rías Baixas. Y hasta ahí puedo leer...

No muy lejos, en Avilés, conocimos el Centro Niemeyer y vista la ruptura- esperemos que temporal- de su proyecto gastronómico, volvimos a recaer en el Llamber que, sin muchas variaciones tras la visita anterior, se mostró asentado y exquisito en todos sus platos. Un must en Asturias.




