Un paisaje de roca cárstica inundado por las apacibles aguas del conocido como Mar de China (delante de un vietnamita mejor digan Mar de Vietnam), enormes rocas huecas y plagadas de vegetación que se yerguen sobre el visitante, con el único sonido del leve oleaje y las cigarras que habitan los islotes.
Nosotros disfrutamos de dos inolvidables jornadas en el Bhaya I, que nos ofreció además una ruta por una de las cuevas visitables y un delicioso curso de cocina en la cubierta al atardecer que tendrá su reflejo en alguna receta futura del blog.
Pero si algo tengo que destacar de la tripulación fue la maravillosa cena para dos que nos brindaron en la cubierta, con la sorpresa de uno de los mejores servicios de Champagne que guardo en la memoria.
1 comentario:
Mariano,
Desde luego lo llevas en la sangre, lo de los vinos y demás licores digo, jejeje.
Espero con ansia tus recetas porque la comida vietnamita me encanta!!!!
Besotes desde BCN
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