Tras el descanso Semanasantil – si se me permite el palabro-, ya estamos de vuelta.
Con carácter general, es un placer recibir invitados, al menos en mi caso, pues siempre plantea una buena ocasión para llevar a cabo ciertas florituras, sin embargo, también es cierto que cuando la cosa pasa de seis o siete personas, el asunto se complica.
Con cuatro ingredientes y un poco de voluntad e imaginación, el picoteo no supone demasiados problemas, pero un segundo plato sí da lugar, generalmente, a más quebraderos de cabeza.
El caso, el otro día se me juntaban nueve y, decidido que iba a ser carne, la cosa se movía entre la albóndiga y la hamburguesa.
Esta última planteaba el problema de tener que ser preparada en el último momento, y la primera el poder expansivo e incontenible de la mancha de grasa...
...hasta que descubrí un formato de albóndiga mucho más aséptico en lo que a salsas se refiere, la versión que los suecos toman en Navidades.
No hay mucha diferencia con la española en lo básico, más allá de que se sirve fría (nos evita los fogones de último minuto) y sin salsa de tomate. Si acaso, una mostaza aparte.
A pesar de que la receta original habla de una mezcla de ternera y cerdo, aquí empleamos sólo la primera, pero con la carne de calidad que siempre nos proporciona Agroalcudia. Con esto, volvemos a lo de siempre: producto.
Así, a esta bandeja de kilo, añadimos seis rebanadas de pan de molde sin corteza, previamente remojadas en 150 ml de nata para montar, un par de huevos, una cebolla rallada o picada muy finamente, sal y pimienta recién molida.
Amasamos bien y vamos formando bolas uniformes del tamaño deseado. Sólo queda freírlas en mantequilla (receta original) o en aceite de oliva (como hizo un servidor) e ir dándoles la vuelta para que se cocinen uniformemente.
Después las dejamos enfriar y las presentamos con un puñado de perejil picado. El resultado es un bocado francamente sabroso por la calidad de la carne, y de una agradable textura que proporcionan el pan y la nata.
Para acompañarlo, entre nosotros, creo que el delicioso André Clouet Brut Rosé que comentamos hace ya algunos meses, sería aquí superior, sencillamente celestial, pero entre un público variopinto siempre cabe la posibilidad de que, como me ocurrió en una ocasión, un descerebrado afirme sin tapujos las bondades del lambrusco que venden en el súper de su barrio frente a este “cava” tan amargo. De hecho creo que en su día a Jason le dijeron algo parecido y por eso resucita con la motosierra todos los Viernes 13.
Por eso también recurrimos a un vino más fácil, pero igualmente diferente y agradable con el que sorprender al respetable, y es que la añada 2007 de este Refugallo, gama básica de Dominio de Bibei, es una auténtica lección de frescura y trago largo para cualquiera.
Es impresionante lo que ha mejorado este vino desde que lo probamos en su añada 2005 (no ha llovido).
Un verdadero villages que, sin duda, está a la altura de sus hermanos mayores, aunque las fincas de las que proceda no sean, según parece, las mejores.
Pero que siga así y podamos continuar disfrutándolo a menos de 8 euros, especialmente para maridar y arropar con su frescura a estas albóndigas, de las que no quedaron ni las migas, por cierto.
3 comentarios:
Que te ha pasado con el comentario anterior?, jejejejeje.
Muy buena pinta si señor, has probado alguna vez a ponerle un trozo de queso en el corazón de la albondiga?, tambine foie aunque yo no lo consuma.
está bueno el Clouet Rosado, y me sorprende que lo peor, lo que no quiere nadie- al parecer refugallo en gallego ignifica algo así, no?- esté bueno, haía oido hablar mal de otras añadas.
Me alegro que hayan mejorado el básico.
Lo del comentario anterior, en fin... no me molesta demasiado que alguien aproveche el hilo de un post para publicitarse, pero lo de colgar un anuncio a capón que no tiene nada que ver, y sin nisiquiera saludar si que no lo tolero.
Lo del queso tengo que probarlo, pero quizás con una carne menos sabrosa o cuando haya mezcla de cerdo y eso... Y de verdad que el Refugallo ha mejorado un montón, al menos esta botella era más frescura y tipicidad que, incluso, algunas otras añadas de sus gamas superiores. Pruébalo si tienes ocasión, de veras.
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