Y quien me iba a decir que sería ésta, es decir, el recipiente, quien me permitiría ver con mayor objetividad las cualidades existentes, en algunos de estos vinos, y, de alguna manera, reconciliarme con el Levante.
En este caso, hablamos de tinto y de variedades mediterráneas, donde una flamante Vinum Syrah de Riedel hace que las mejores virtudes de estos caldos se vean ensalzadas, y sus defectos minimizados
En efecto, esta copa, cara pero eficaz, permite que la nariz se recree en la potente frutosidad de estos vinos sin distraerla con el alcohol, la estrechez de su arco permite llevar el líquido al centro de la lengua, destacando las texturas sedosas y la golosidad del tinto, mientras que los taninos llegan al fondo del paladar, permitiendole expresar su final más largo y elegante.
La nueva invitada me brindó la posibilidad de disfrutar de dos vinos que en otras ocasiones se habrían visto vapuleados por la Vinum Pinot Noir que uso habitualmente (y que se revela como poco o nada recomendable para zonas cálidas), o, que, en último término me habrían resultado más pesados o anodinos.
En bodega se realiza un control de fermentación a bajas temperaturas y remontados suaves y controlados y maceraciones de unas 2-3 semanas de media. Muy cuidadosos en trasiegos y filtrados para evitar oxidación de color y aromas y lo mismo en los 6-8 meses que pasa en barrica.
El resultado es una bonita vista de rojo-violáceo brillante y alegre. Frutas rojas muy maduras en nariz, especiados, un toque vegetal de apio o tal vez pimiento verde y ciertas notas compotadas.
En boca es goloso a la entrada, con un deje alcohólico que va cediendo compensado con una muy correcta acidez. Jovial en boca, sin complicaciones, cerrando con un leve final amargo que proporciona cierta elegancia. Bastante largo para su perfil joven y con una frescura mayor de la esperada. Para beber sin miedo a unos 12º.
El segundo es un viejo conocido llamado Beryna 2008, el buque insignia de Bodegas Bernabé Navarro, adscrita a la DO. Alicante y con terrenos situados entre Villena y la Cañada a una altitud de entre 550 y 600 metros.
La finca posee hasta diez tipos distintos de suelo pero todos ellos dentro del microclima proporcionado por la Sierra Morrón y su Solana al Norte y la Sierra de la Villa al Sur. Cepas de Monastrell , principalmente, con algunas viñas viejas (entre 40 y 50 años), de las extensas 40 hectáreas de terreno propio también se encuentran viñedos de Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah ademas de los viñedos experimentales de Graciano y Malbec.
Producciones bajas y un tratamiento austero y respetuoso con el medio ambiente en lo que a química se refiere, y que es de agradecer. El bodega, separan por variedades, pero también a la borgoñona por suelos, parcelas y orientvaciones.
En este 2008 la vinificación de monastrell en su mayor parte, y una menor proporción de otras variedades se realizó por separado, para posterior coupage y crianza de 14 meses en roble nuevo.
Con un perfil muy distinto del anterior, se presentó con un picota de ribete mora bien cubierto. Algo cerrado al inicio, daba notas animales con algo de cueros que van dejando paso a finos aromas de cassis, violetas, hierba mojada, tostados y un curioso recuerdo de caldo de pollo.
En boca es potente, cálido en su entrada aunque con acidez para compensar. Profundo. Golosidad que recuerda a un caramelo de violeta, taninos amables, aunque suficientemente angulosos para dar estructura. Notas finales de humo que al poco se ven superadas por su potente fruta, mucho más presente que en la fase aromática. Aunque no le vendrá mal algo de botella, muestra buenas hechuras y dice con claridad de dónde viene. Personalmente me parece la mejor añada de este vino que he probado.
En ambos casos, aunque de distintas formas, vinos golosos, pero honestos, que, sin ocultar su cálido origen y con una buena copa varietal a unos 14º, saben mostrar una cara sugerente y bebible del Levante.
No los aconsejo para un asado o una carne grasa, que se nos podría hacer interminable, pero sí fueron de vicio con una ensalada césar casera (lechuga bien fresca, pechuga empanada muy crujiente, parmesano, croutons y salsa césar).
21 comentarios:
No he probado la mala vida, pero si el beryna en 06 y o7, sin duda es un muy buen vino a muy buen precio.
Has hecho la prueba con ambas copas en esta ocasión?.
Lo que si es que creo que los has tomado demasiado frios, ambos los hubiera bebido sobre los 16 ºC
Jorge, cagontal!, que hay que explicarlo todo. Yo, aunque quizás no con tanta precisión como la tuya ;), cato los vinos a 16º, incluso a 18º, pero si después de catarlos me dan mucho alcohol, como hice en este caso, les bajo la temperatura (a alguno incluso le echo agua...) a ver qué pasa. Los hay que mejoran, los hay que se quedan en nada.
En este caso, ambos, en mi humilde opinión, mejoraron con el frío. El mala vida hasta 12º (ojo, temperatura recomendada por la bodega), y el Beryna hasta 14º.
Y, efectivamente, hice la prueba con ambas copas.
Pero Mariano, ¿cómo le haces caso a ese friki ;-)? Vamos a confiscarle el termómetro en breve.
Ahora en serio, igual que es importante la temperatura y eso ya está admitido, me llama la atención de tu post lo decisiva que puede ser una copa u otra, cosa que todavía no se tiene tan clara por ahí.
No obstante, vinos que exijan demasiado del recipiente, que sólo forzados por la copa adecuada den de sí, no acaban de convencerme. Yo también tiendo más a tus gustos y rara vez me entiendo con Levante pero coincido en que el Beryna suele gustarme. He probado varias añadas y casi siempre le encuentro algo para entendernos.
Pues sí, tú lo has dicho, una pijotada. A este paso me veo con una cristalería clasificada por variedades, zonas climáticas, etc, en un mueble aledaño a mi bodeguita para a continuación elegir qué copa la va al vino de esta noche. Y además necesitaré mínimo media docena de cada Riedel... !no me va a caber!! Ya te lo digo yo.
Ah y sobre los vinos, reconozco que hago como tú, primero bien frios, que aquí en Cádiz la cosa no está para bromas, !!Ojú que caló hace ya!!
Jajajaja! Jorge, lo de confiscarle el termómetro me parece muy arriesgado. Tanto, que como os incautárais también de la libretita esa tan ordenada que tiene, lo mismo tenemos la secuela de Puerto Hurraco en Uviéu.
En lo de la copa, ojo, que no se me entienda mal. Yo la veo en este caso como un punto de encuentro entre una persona que encuentra una especial dificultad en un determinado perfil de vino, y un buen vino del perfil en cuestión. La copa no hace milagros...
Y, por cierto, ¿para cuando una visita a Madrid con aviso al menda incluido?
Tranqui Jorge,¿qué sabrán estos frikis de temperaturas?. Tu sigue así, que así te queremos y sin termómetro no eres tu.
ALFONSO
¿En que quedamos, es pijotada o no es pijotada?
Soy muy limitado en esto del vino, pero en mi opinión no lo es y he hecho la prueba en varias ocasiones.
Reconozco que acudo habitualmente la vinoteca con más categoría (entiéndase bien, en positivo) del mundo mundial y tiene una selección de Zwiesel y Riedel, de aupa.
Por otra parte, no me atrevo a comprarlas para casa; voy a 1,5 rotas por mes y no es lo mismo que cuesten alrrededor de 6 pavos, que de 50. Con todo y con eso, tengo mejores copas que gran parte de los restaurantes que piso; creo que le echan bastante cara teniendo en cuenta el precio al que venden ciertas referencias...
Daninlan, prueba y verás que existen diferencias. Salí de la duda por error, ya que cogí una copa a oscuras y el vino no me sabía igual que en ocasiones anteriores. La prueba no me resultó cara, el vino era Borsao Crianza (2 EUR en Mercadona?) y la copa balonosa de Ikea (1 EUR?). Ese vino en la Spiegelau Authentis estaba rico, en las de Ikea era un cacho y medio de madera. Por contra el Borsao Garnacha Mítica se mostraba en la Spiegelau como aburridete y todo fruta en la de Ikea.
Saludos,
Jose
Hola Guillermo,
Que sí, que es una pijotada y no lo discuto. Igual que lo es tunear el coche para quien le guste tal aberración.
De todas formas, yo me he propuesto, muy poco a poco y hasta donde la nómina y la hipoteca lo permitan, ir haciendo mi coleccioncilla de cristal Riedel. Te aseguro que, al menos en mi caso, la satisfacción es proporcional al precio. Dicho de otra forma, si estamos dispuestos a pagar treinta euros (por decir un número) en un determinado vino, teniendo en cuenta además que durará lo que tardemos en bebérnoslo, ¿por qué no en la copa, que durará hasta que nos la carguemos al limpiarla?...
Hola Daninland,
Interesante lo que dices de los restaurantes. En efecto, yo he visto buenas cartas de vino destrozadas por un cristal infame...
Jose, siempre en la vanguardia ;)
Muy interesante experimento.
Saludos!
A ver, insisto. No me parece una pijada para nada. Importa mucho la copa y cambia el resultado de probar los vinos según en cuál. Eso sí, es bueno, sobre todo para hostelería, encontrar un modelo "todoterreno", que más o menos se entienda con cualquier vino. Y en casa parecido; unas básicas y si se puede ir añadiendo especiales poco a poco, estupendo.
Lo que sí me resulta menos aceptable es que ciertos vinos sólo los puedas "hacer hablar" con una copa sofisticada. Tanta delicadeza no me convence. Hará que te pierdas sus virtudes -si las tienen- casi siempre. Pero eso no me parece que se dé a menudo.
Mariano, tienes una capacidad de resumir impresiones en pocas palabras, de la que yo carezco; por lo que te copio la frase de las "buenas cartas destrozadas por un cristal infame".
Avisado quedas,
y yo que iba a decir que yo solo tengo las de ikea...
y me parecen mas guapas que el copon, y esta de rico todo en ellas mmmm
sera que no probe en una buena o sera que yo no soy capaz de apreciar las diferencias
sea como sea, estoy contento y feliz de no llegar "a eso" que bastantes vicios tiene ya uno como pa andar gastando mas dinero en copitas jeje
Vanguardia de bata de boatiné la mía mariano... de 2 euros... 3, todo lo más ;)
Saludos,
Jose
Jorge, insisto, aquí se da también la intolerancia natural del catador para determinado tipo de vinos... no todo e culpa del vino en sí.
Daninland, gracias, y ojalá tuviera esa capacidad que dices...
Saludos!
Inteligente solución, Antonio, pues no veas el dineral que puede consumir lo de las copitas de marras.
Ay Jose, no seas humilde, que seguro que tú ya gastabas la boatiné cuando otros aun andaban en el charol y la lentejuela...;)
Elena, igual, y especialmente encantado de haberte conocido. Voy corriendo a tu blog.
Un abrazo
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