martes, 23 de noviembre de 2010

Sin Cobertura

No he tenido la suerte ni el placer de conocer a Gonzalo Gonzalo, pero aparte de enólogo y de un auténtico genio a contrecourant, debe ser un friki de envergadura. Mola.

Para quien lo le conozca, se trata de un viticultor de Fuenmayor (La Rioja) que un buen día se lió la manta a la cabeza , desde el colectivo the wine love, y con poca ayuda, más allá de la que prestan la tierra, el viento y el buen humor, se puso a elaborar vinos diferentes.

Fruto de esa iniciativa, y en honor a los banqueros que le denegaron el crédito para llevarla a cabo, sacó "El Gran Cerdo", un tinto del que poco puedo decir, porque todavía no he conseguido echarle el guante, pero sí he topado, como obsequio de un gran amigo, con otra de sus deliciosas excentricidades.

La criatura en cuestión se llama No Phone, cuyo nombre alude a una finca, sin cobertura telefónica, donde sobreviven las cepas de tempranillo, viura y calagraño que conforman este coupage.

Cultivo ecológico y vendimia tardía de uvas ya pasificadas. Con ello uno podría pensar a priori en un vino dulzón y empalagoso. Nada más lejos de la realidad gracias a la variedad calagraño, autóctona de los viñedos viejos riojanos, que destaca por su baja concentración de azúcares y elevada acidez.

El mosto fermenta en roble durante dos meses, pasando después al depósito en el que seguirá macerando con levaduras muertas durante otros seis meses. En esta añada 2007 se elaboraron 650 botellas.

El resultado es un vino caoba brillante, casi naranja, de reflejos dorados y con una nariz muy compleja de manzanas asadas, naranja escarchada, almíbar, coco fresco y ese anís de las tortas de aceite. Día tras día va sacando cosas distintas. Chocolate con leche, cera, ciruelas, cueros. Desconcertante.

Lo mejor en boca, donde se muestra amplio, fresco, en absoluto licoroso. Dulces, ácidos y elegantes amargos conviven en perfecta armonía. Es como una gominola de las buenas (hay pocas).

Su soberbia acidez hace que los 14º que ostenta pasen absolutamente desapercibidos.

Vuelven sus tremendos aromas, esta vez en forma de azafrán tostado. Largo, opulento, goloso pero no empalagoso. Cítrico.

Su final es profundo, reflexivo. Mieles, castañas en almíbar y otra vez las naranjas escarchadas.


Desde luego, para disfrutar este vino, mejor quedarse sin cobertura.



En breve, más datos de la gran final.

2 comentarios:

Pachi dijo...

Suena estupendo.Y la etiqueta me parece ya en si algo para coleccionar.

Sibaritastur dijo...

Recuerdo haberlo probado el año pasado a primeros pero no tengo apuntado la añada.
Me llamó la atención pero necesito una cata mas pausada, lo compraré a ver...

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