miércoles, 14 de julio de 2010

En plena Curva

Cada vez tengo más claro que es posible encontrar un enochalado en los lugares más insospechados; desde un poligono industrial en Villalba, una callejuela de Helsinki, o una curiosa tienda en Cee, allá en los confines de la tierra conocida.

Como estamos en pleno verano, ya va siendo playa lo que pide el cuerpo, pero desde luego no es en los aledaños de la costa más turística donde uno espera encontrar un sitio donde haya una especial sensibilidad por el vino más allá de lo que las más grandes bodegas del Salnés pueden ofrecer.

El caso es que el otro día topamos con uno de aquellos extraños especimenes en una taberna de Portonovo, pequeño pueblo costero que vive a la sombra turística de su colindante Sanxenxo y en el que es tradicional la famosa Caldeirada de Raya. En su Curva (así se llama el restaurante, situado en el último giro antes de salir del pueblo) nos esperaba Miguel, y allí acudimos saturados de playa, con el estómago vacío, unas botellas en las alforjas y muchas ganas de liarla.

La taberna, pues un sencillo restaurante con una terraza austera en la que disfrutar de una sombra privilegiada, tremendamente agradable, con magnificas vistas al puerto y, a un minuto andando de la playa, la oferta se centra en el producto de la zona elaborado con mimo a la manera tradicional, sin complicaciones.

Miguel nos recibió con un destello de modernidad a base de ajos dulces y aceite de picual y la cata a ciegas de un blanco evolucionado que resultó ser Vendetta!, el vino “top” de la bodega Pedralonga, de Francisco Alfonso, de la que ya hablamos en otra ocasión. En este caso, un curioso albariño que llevaba una semana abierto y que seguía manteniendo una enjundia que todavía se imponía a la evidente oxidación.

Acompañamos los pimientos de padrón que vinieron mientras nos decidíamos con un Viña Ane Blanco FB 2006, un coupage de Viura y Malvasía de cepas centenarias con una crianza en barrica que quizás se acusaba demasiado en relación con el vino, que pese a su untuosidad y su factura noble, quedaba finalmente algo falto de carne suficiente con la que compensar la madera. Se pudo hacer algo pesado.

Llegaron entonces las volandeiras, un molusco a medio camino entre la vieira y la zamburiña, diferenciándose de ésta por la concha superior, cóncava en un caso, recta en otro.

A la plancha en su punto (importante no pasarse), como aquí, son una delicia de manjar que acompañamos del Muscadet de Le "L" d'or de Pierre Luneau Papin 1999 que Adri traía bajo el brazo. La melon de Borgoña da vinos suaves, lineales, refrescantes y de trago fácil que el tiempo pule con finura sin que pierdan identidad. El maridaje fue perfecto porque el vino hacía de hilo conductor en el bocado sin que ni un ápice de la delicadeza de la volandeira pasara desapercibido. Un diez.

Con la desaparición del último bivalvo se hizo el silencio y un flamante Magnum de André Clouet Brut Grande Réserve hizo acto de presencia. Una crema de cítricos, avellana y mieles cuyas finísimas burbujas van liberando nuevos aromas de tremenda elegancia; y qué decir de su textura, de nuevo cremosa, aterciopelada y al tiempo explosiva y de larga duración.

Fue fenomenal primero con una rica empanada de calamares, aunque el espumoso pide retos más arriesgados.

Curioso que mientras duró el mágnum (que fue menos de lo deseable), una cata de los nuevos platos y vinos que iban llegando se veía sucedida siempre por un regreso a este Champagne brutal con el que Pepiño nos agasajó. Y aunque el brut hubiera ligado bien con lo que le hubiéramos echado, estos fresquísimos bolos y xoubas en su punto de fritura le hicieron la ola, un par de ovaciones e hicieron sonar las malditas vuvuzelas.


Para no desgastar las virtudes de este ultimo vino, se presentó en la mesa un decantador sin etiquetas, con un tinto cuya frescura excepcional me dejó descolocado para ubicarlo cerca del atlántico. Otros estuvieron más acertados cuando lo acercaron al centro peninsular, aunque pocos lo hubiesen puesto en su sitio, Rioja. Se llama Ganko 2008 o El Cabezota, como sus distribuidores japoneses y nacionales – respectivamente- llaman a Olivier Rivière.

Un producto de fruta roja, muy alejado de los tintos superestructurados e hipervitaminados que la moda Parker impuso en la zona, quedando este en una línea más cercana al Atlántico, y a aquellos otrora “vinos finos” de Rioja.

Llegó entonces la estrella de Portonovo, una soberbia caldeirada de Raya con patatas cocidas que hizo el silencio y las delicias del respetable. Siempre pasa lo mismo con estos platos, primero... Qué barbaridad! ¿¡Cómo vamos a poder con todo esto?!...al rato, hay bofetadas por el último trozo. Pues más o menos así ocurrió. Bien con el Ganko, aunque la ajada siempre deja los tintos algo tocados, y uno no podía evitar volver a echar mano del amigo Clouet.

Apunto estuvimos de olvidarnos del Barbera d'Asti de Michele Chiarlo que un servidor trajo recomendado por las amables chicas de Barolo. El caso es que uno iba buscando un acercamiento a Italia que se aproximara lo más posible a mi gusto personal por los vinos frescos y no demasiado alcohólicos y compotados. Muy bien este Le Orme 2007 que aparecía pleno de fruta, muy amable y ciertamente refrescante a pesar de la hilera que llevábamos ya. Seguiremos profundizando.

Antes de rematar la jornada, Miguel nos deleitó con toda una batería de postres caseros, de los que, entre el buen arroz con leche y la sabrosa tarta de piña, yo destacaría un cremosísimo flan que tentó incluso a los que ya no podían más.

Y con ello nos trajo un decantador cuyo contenido difícilmente ocultaba su procedencia, sus aromas de mieles, frutas de hueso y su rotunda mineralidad y alguna nota de petróleo, unidos a una boca de tremendo equilibrio entre acidez, dulzor y amargor rápidamente nos condujeron a Palatinado, concretamente un Dr. Bürklin-Wolf Auslese 1998 Wachenheimer Rechbächel.

Profundidad, elegancia y estructura como para seguir mejorando otros doce o veinte años más.
Y rematamos la jornada con un Trockenbeerenauslese Austriaco de 14 gradazos, Kracher nº 4, 2004, un caramelo de gran intensidad que inmediatamente despliega aromas de orejones, toffee, mieles y pólvora.

Aunque excelente, algo más desequilibrado en boca que su compañero anterior, pues en este se echaba de menos algo más de acidez con la que compensar la golosina que era este TBA capaz de dejar en paños menores cualquier postre por dulce que fuera.

Y aun con el sol sobre nuestras cabezas volvimos a distrutar de un paseo por la playa y del agradable entorno que es Portonovo. ¡Qué lujo!

Con el compromiso, eso sí, de volver por la Curva a dar cuenta, entre otras cosas, de algún Borgoña que se nos quedó en el tintero y disfrutar de esa discreta pero tremendamente agradable terraza.




A Curva
Rafael Pico 56
Portonovo (Pontevedra)

9 comentarios:

Mariano dijo...

Ahora que ya hemos conseguido publicar este post correctamente, contesto al Sibarita, que comentó:

"buenos homenajes los tuyos, jejejeje. El Vendetta es un buen vino, me dejó dubitativo, he de probarlo de nuevo.
De viña ane te recomiendo el tinto de autor de 2006, muy bueno para ese precio."

El problema del Vendetta creo que es su precio, aunque no puedo decir nada ya que sólo probé el vino cuando estaba muy evolucionado.

Sobre lo de Ane, tengo que reconocer que cuando leo "vino de autor" me empiezan a entrar sudores fríos, pero siendo tú quien lo recomienda me lo anoto por si topo con él.

Alfredo Maestro dijo...

Estoy contigo con eso de "vino de autor", si ves lo que me comento el enologo de Bodegas Comenge cuando hablamos de esos "vinos de autor"... ¿no interviene y de forma determinante el viticultor en ese vino de "autor"?

Saludos a los dos.

Mariano dijo...

Hola Alfredo!

Todavía hay un concepto que me estremece y me atenaza el páncreas cada vez que lo veo... "vino de alta expresión"...

Por cierto, ¿por donde andas? ¿no ibas a Galicia en Julio?, lo digo porque hay algún sitio por allí donde te quieren conocer...

Saludos,

Smiorgan dijo...

Andre Cloouet me parece un pedazo de champagne, con una RCP impresionante.
Tomo nota del sitio, esa caldeirada tiene una pinta fantástica, Mariano.
Se me acumula la faena para este verano.
Saludos.

Mariano dijo...

Coincido contigo Smiorgan. He probado mejores Champagnes que Clouet, pero no a ese precio.

Saludos,

Sibaritastur dijo...

Mariano, hay un pradalonga dobles lías (antiguas y de la cosecha antigua) que tambien es curioso. Su básico (no el terra de godos) tambie merece su rato. Vinos biodinámicos, sin filtrar y sin sulfitos (o muy pocos).
Cuando probé el Viña Ane de autor 06 me gustó mucho, mas aún cuando me enteré que estaba por los 13 € y ya sabiendo que sus viñas estan muy cerca de los de benjamin Romeo y que son amigos aún mas (aunque desconozco si tiene algún tipo de intervención). Bodega de tiradas pequeñas....

Anónimo dijo...

hola¡¡ soy Marta,la prima de Maria,solo felicitarte por el blog,y darte las gracias por algunas recomendaciones como el Bagos,acabamos de disfrutarlo,una maravilla¡¡ bueno,si os pasais por Asturias,ir a probar el Llamber,en Aviles,no es por que el cocinero-socio sea amigo mio,pero creo que os gustara,en linea parecida al Bagos.buenas vacaciones¡¡

Mariano dijo...

Hola Marta,

Me alegra mucho verte por aquí, y más todavía que hayas conocido el Bagos y te haya gustado.

Y efectivamente mañana nos vamos a Asturias, así que cuenta con que visitemos ese Llamber, a ver si nos vemos.

Un abrazo,

Sibaritastur dijo...

Marino, el Llamber es muy recomendable, pequeño, acogedor, buen servicio, corta pero escogida carta de vinos con alguna cosa interesante, buena cocina y precio medio/alto.

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