viernes, 12 de marzo de 2010

Tagliatelle al Tartufo nupcial

Uno, hace ya bastante tiempo, tiene claro que el mayor enemigo de la pasta de calidad que existe en España, es cierta marca con emblema de pollo encrestado, y si bien todavía no hemos profundizado todo lo deseable en las marcas gourmet del italiano invento, sí tenemos la suerte de contar con amigos que conocen la vena gastrofriki de un servidor y, en ocasiones, nos agasajan con viandas como la que hoy nos ocupa.


La marca en cuestión, llamada Tartuflanghe, que gracias a Isabel y Javi he tenido la suerte de conocer, fue la primera (en 1990) en incorporar trufa fresca a sus elaboraciones de pasta. Concretamente y para que vayan salivando, estos tagliatelle se componen de sémola de trigo duro, un mínimo del 20% de huevos, un 6,5% de Boletus edulis y un 3% de trufa (tuber aestivum).

Cualquier duda queda despejada al abrir el fino paquete y recibir un directo de esos inconfundibles aromas de la trufa, y en los que incluso los del boletus quedan en un discreto segundo plano. Desde luego el tema promete.

Ante tales argumentos uno tan solo quiere ser respetuoso con la entrega y por eso sigue casi a rajatabla las indicaciones del fabricante. Para ello ponemos a hervir la pasta en abundante agua salada (no salamos mucho, no vaya a ser). Esperamos a que hierva e incorporamos la pasta, que no ha de cocer más de 4-5 minutos. Los aromas del hervor, nada mas incorporar la pasta, son indescriptibles.

Simultáneamente ponemos una nuez de mantequilla en la sartén. Yo, al margen de la receta, incorporé un chorrito de Aceite de Oliva Virgen, un invitado que no podía faltar al festín.


Cuando la pasta esté lista, escurrimos, e inmediatamente incorporamos a la sartén, en la que la mantequilla ya estará derretida. Mientras salteamos a fuego medio fuerte, sin dejar de mover con soltura la sartén, incorporaremos dos o tres cucharadas que habremos reservado del agua de cocción, junto con un par de cucharadas de crema fresca. Cuando el líquido del fondo esté casi evaporado, serviremos inmediatamente.

He aquí que nosotros añadimos otro elemento, el huevo, invitado obligado de la trufa que en esta ocasión estuvo cociéndose a baja temperatura (no más de 63º) durante una hora, dejando esa textura de pomada que al deshacerse con la pasta hace un auténtico manjar de dioses.


Aunque no añadan el huevo, volviendo al cauce de las recomendaciones del fabricante, añadimos parmesano rallado al gusto. Sólo queda disfrutar.

No me cabe duda de que es la mejor pasta que he probado hasta ahora.




Y se preguntarán ahora por qué lo de nupcial....


... pues es que precisamente hoy, que probamos este pequeño (para mi enorme) regalo, tenemos la suerte de celebrar el enlace de Isabel y Javi. Sepan que estoy escribiendo el post con los pantalones del traje, la camisa desencajada y la corbata a medio aundar, porque no podía esperarme a esta noche para desear lo mejor a dos grandes amigos que sin duda lo merecen.


Y por esa misma razón he aprovechado la ocasión para abrir una botella que me guiñaba el ojo desde hace tiempo. Una de esas cosas que uno guarda, a ver que pasa, y en dias como hoy le llega el momento. Se trata un Tilenus 2000, la mencía (100%, con 12 meses de estancia en barrica) que marca los primeros pasos de Raúl Pérez en el Bierzo, y con la que poco después despuntaría en todo el mundo.


Desde luego se ratifica que el paso del tiempo no va en contra de la variedad, sino al contrario. Pues aunque empezó dura y animal, así como inexpresiva en boca. Se fue abriendo y sacando un interminable elenco especiado en el que primaban las pimientas y la guindilla, la ciruela negra y la mina de lápiz. Decepcionó al principio (uno es impaciente), y sorprendió mucho al final, remontando sobremanera todo lo que había perdido en expectativas.

Aunque la madera nueva no pasa inadvertida con sus vainillas y con marcados taninos, su buena acidez (impresionante como va creciéndose en la copa) y su aun presente frutosidad, hicieron un acompañante perfecto, aunque algo tímido- como era lógico- al potentísimo y exquisito plato de pasta con el que hoy nos homenajeamos.

Isabel, Javi, gracias por ser como sois... va por ustedes.

5 comentarios:

Isabel dijo...

Ilusion la nuestra por poder descubrir y enseñar a un erudito gourmet como vos algo nuevo. Me alegra que te haya enamorado, nosotros ya no tomamos otra cosa (y ese olor que queda en el armario donde se guarda el paquete de pasta, no tiene precio). Gracias a ti por tus detalles (como el de hoy con este post), tu cariño y sobre todas las cosas tu compañía en días tan importantes para nosotros como el de hoy. Larga vida al mileurismo gourmet!!! Besos

Mariano dijo...

Ya te dije (y a los cupcakes me remito) que como publicista de lo bueno no tenías precio... de nuevo se confirma.

Por lo demás desearos una feliz velada y los años que nos quedan...

Nos vemos esta noche.

Un besote!

Sibaritastur dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sibaritastur dijo...

No le he visto por aquí, sino saldría a por ella, que buena pinta por lo que comentas.
Ese Tilenus del 2000, la tenías muy bien guardada porque hace años ya, ahora estan en el mercado la 05 o mas.
ese 00 corresponde al crianza ahora?, en las etquetas ya lo pone pero veo que en esta no.
Yo estuve en una cata de Tilenus hace tiempo y me gustó el crianza 2004, 16-18 meses y madera vieja en un 80 %

Mariano dijo...

Hola Jorge,

Creo que esta fue la primera añada y, efectivamente, entonces no ponían en la etiqueta nada sobre la crianza.

La pasta, increible. El problema ahora es volver a la corriente. Como mínimo, en cualquier caso, habrá de ser Barilla.

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