No obstante lo anterior, detesto que la prisa o la vagancia se traduzcan en una comida aburrida o para cumplir el trámite. Es entonces cuando suelo recurrir a los estilos de Falsarius Chef y su cocina para impostores.
Lo más manido en estas ocasiones suele ser la pasta, así que con ese objetivo me aventuré en la despensa, y di con unos espaghetti integrales (Lidl sobre 1,50 Euros), también un pesto rosso (Lidl 0,99 euros) a base de tomate seco y queso pecorino de la marca baressa ya comentada en otra ocasión, así como de una lata de mejillones en escabeche Palacio de Oriente (6/8, sobre 1,80 euros), marca que ha visto tiempos mejores.
La elaboración, en fin, cualquiera se la puede imaginar. Cocer la pasta en abundante agua con sal (yo no le echo nunca aceite, pues hace que coja mucho peor las salsas) teniendo en cuenta que es integral y tarda más, unos 12 minutos.
Una vez cocida y bien escurrida depositarla en recipiente al uso y sobre ella verter el pesto. Este en concreto es potente, se imponen la intensidad del tomate seco y del queso, así como un toque picante de las especias, por lo que no es necesario utilizar demasiada, ni añadir sal. Para un paquete entero (500 gr.) es suficiente un bote. Además pasa lo mismo que con el pesto normal, una vez abierto, tienes que consumirlo en tres días.
A continuación mezclar bien con la salsa. A mi me gusta añadirle (ahora sí) un chorrito de aceite de oliva virgen extra (si es de arbequina, mejor). Servir los platos y rematar con unos mejillones colocados con cariño. Y voila!. 15 minutos, 4 euros y un pequeño placer.
Para ser fieles a la causa, lo acompañamos de un vino también algo impostor que, a pesar de su ostentosa presencia, no llegaba a los cinco euros, Chateau Val Joanis 2007 de la AOC Côtes du Luberon, zona del sureste del valle del Ródano (Lo compré en la feria internacional de El Corte Inglés). Coupage de Ugni Blanc, Grenache Blanc y Roussanne.
Lo cierto es que cuando lo abrí no me entusiasmó, cerrado, con aromas de poca intensidad bastante cítricos, y una acidez muy punzante. Lo mejor era el cuerpo, curiosamente graso. Sin embargo comentar que, tapado con Vacu-vin, resultó mejorar mucho al día siguiente, con aromas florales de mayor intensidad, frutas de hueso, menos acidez y más salinidad. Nada para tirar cohetes por su baja persistencia, aunque buena RCP y un trago agradable si tienes paciencia. Algún día hablaremos de estos vinos desconcertantes que un día son Mr Hyde y al día siguiente el Dr. Jeckyl.
Pero como no me gustó en su momento, no sabía lo que iba a ocurrir al día siguiente y no era plan de estropear la fiesta decidí abrir otra botella, un humilde pero no impostor Pazo de Mariñán Tinto 2007, de una bodega de la que ya hablé en otra ocasión. Vino joven sin madera a base de Mencía y Arauxa (tempranillo, vamos) que da lo que se espera de él, mucha fruta, notas minerales y lácticas, buena acidez (sobre todo para lo acostrumbrado en la zona) y aunque algo corto, placentero en su RCP (sobre 4 euros). Para tomarlo fresquito con este tipo de viandas.
2 comentarios:
El pesto rosso ese es nuevo ¿no?
Interesante ese Mariñan. No sabía que había tempranillo en Galicia.
Hola Pacorro,
El pesto lo compré hará 15 días y era la primera vez que lo veía.
En cuanto al tempranillo, parece que algo hay, como en toda España. Lo que no sé es si son cepas nuevas o anteriores a la creación de la bodega. Lo que espero es que a nadie se le dé por arrancar variedades autóctonas para incorporar esta, de la que, a mi juicio, tenemos suficiente en el resto de la península.
No obstante lo anterior, creo que en este caso el coupage está bien hecho (mejor todavía en su gama superior) y, como debe ser, manda la mencía.
Saludos,
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