Tras una cena para la que se preveía un elevado consumo de pan (ver post anterior) se comprobó que el cálculo había sido excesivo y que eran muchas las partidas sobrantes. Acudí entonces a uno de los clásicos de mi madre para casos como este, la tortilla de pan. Se trata de un dulce de perfil similar al pudding pero algo más ligero y sencillo.
Su elaboración es la mar de facil; simplemente hay que cubrir de leche el pan del día anterior junto con azucar al gusto, una pizca de sal y la ralladura de un limon (ojo, sólo lo amarillo, que la parte blanca amarga). Dejamos macerar la mezcla resultante durante un par de horas y añadimos de tres a cuatro huevos batidos a la mezcla (o los que utilizaríamos para una tortilla de patatas de las mismas dimensiones). Y a partir de aquí el tratamiento es idéntico al de la tortilla española, dependiendo del gusto personal si el interior nos gusta más o menos cuajado. Personalmente prefiero (en este caso) una textura uniforme.

Después de un par de vueltas emplatamos la tortilla y le espolvoreamos azúcar glass y canela por encima. Y listo. Va muy bien con nata montada y cualquier mermelada.
2 comentarios:
Interesante propuesta en esta época con tantas sobras. Aunque tambien sobra tanto dulce...
muy buenos consejos para fin deaño si señor, haber si conseguimos algunos de estos caldos.
feliz año
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