lunes, 15 de diciembre de 2008

Goliardo caiño 2006

Pese a que hace ya algún tiempo que lo tuve entre mis manos , uno de los asuntos pendientes para esta plataforma era hablar de uno de los vinos que, si bien no me atrevo a decir que sea el mejor que he probado, sí desde luego es el que más me ha emocionado. Se trata del Goliardo Caiño 2006.

Esto tiene que ver con dos aspectos, uno, que he vivido toda mi infancia en Pontevedra, y otro en el que hasta ahora mantenía (en lo que al vino español se refiere) una fe relativa, el terroir. Creo que en España hay cierta tendencia al mimetismo y al tunning enológico dirigido a que todo sea bastante parecido (mucho granate, mucha madera y cuerpos golosos y ricos sin complicaciones).

Por eso desde el principio me llamó la atención cuando leí que alguien se había atrevido a hacer un gran tinto en Galicia, y además no era mencía, sino cepas viejas de una variedad llamada caiño, y además sólo 1.200 botellas, y además no era Martín Codax, ni Terras Gauda, sino una bodega pequeña y tradicional que, por cierto, estaba asesorada por Raul Pérez. Todo apuntaba bien y la expectativa era grande.
Se presentaba con un rojo cereza brillante y ribete mora, con capa muy baja. Claro, como un buen pinot noir, diferente. Pero la mayor sorpresa llegó en nariz, las notas de eucalipto te trasladan directamente al lugar de donde viene, Pontevedra, y aquí aparece la emoción, se suceden los recuerdos de infancia, de jugar en el monte, de churrascadas, del río Umia. Aparecen tambien frutas del bosque ácidas, moras rojas y verdes. Al agitar la copa aparecen especias (pimienta), notas salinas y balsámicas, ligerísimo fondo que recordó a la Celulosa (esto sólo lo entenderá un autóctono). Muy complejo.
En boca tiene una entrada ácida pero muy frutal, salina, como el agua de la Ría, un tanino presente pero delicadísimo, envolvente. Llena la boca y permanece, destacando la acidez, pero sin molestar, al contrario.
En retronasal vuelve el eucalipto y la fruta, ahora más madura. Postgusto largo, persistente pero ligero al mismo tiempo.
No creo que sea un vino facil, ni apto para tempranillófilos, pero es impresionante probarlo lejos de la Ría, porque aquí, a más de seiscientos kilómetros te trae de vuelta durante un rato. Ahora sí entiendo lo que es terruño y lo que ocurre cuando las cosas se intentan hacer bien, y sin prisa.
El Loureiro, que merece capítulo aparte, lo dejamos para otro día.
Enhorabuena y, sobre todo, gracias Rodri.

10 comentarios:

pedro dijo...

Me encantan las licencias poéticas que te has tomado para describir este vino,esa infancia jugando en el monte....que emotivo!! oye con lo de la Celulosa lo cagas un poco no?
Bueno majo vente pronto que ademas tenemos que probarlo, que como el vino se fue "pa" Madrid yo no lo caté, y "asín" no me aficionas eh?Además nos espera una visita a Verin!!
Por cierto salimos en la Tvg en la subasta un buen rato!
Mi enhorabuena también para Rodri

Mariano dijo...

Pedro,

Se nota que no has tenido que salir de Galicia. Si fueras "emigrante" entenderías la licencia. (hasta la Celulosa se echa de menos).

Por cierto que aquí tampoco se ve la TVG.

pedro dijo...

Si entendía lo que querías decir hombre, además este proyecto me tiene atrapado, curioso! nunca crei que pudiese interesarme el mundo del vino.
Como va el artículo de la fabada?

Anónimo dijo...

hola a todos, el comentario sobre el goliardo caiño es impresionante.
Tuve la suerte de catarlo y me parece un gran vino.
Apuesta curiosa de una muy pequeña bodega donde se viven las viñas desde hace muchos años segun me contaron.


enhorabuena por el blog

Anónimo dijo...

estoy con pedro, las licencias poéticas vale, pero lo de la celulosa... por cierto, el eucalipto no te recuerda a aquellos senderismos por Cuntis? (en los que si no recuerdo mal también estaba Pedro) jeje

Mariano dijo...

Pontevedra,

Tuve la suerte de conocer esas viñas de cerca y así es; hace tiempo (generaciones) que se cuidan con increible mimo, cerca de donde otros las arrancaron para plantar más y más albariño.

Pero eso es como todo en la vida, hay quien busca hacer negocio y hay quien busca construir algo y disfrutar con lo que hace.

Saludos,

Mariano dijo...

Jaime,

Si consigo otra botella del 2006 (la cosa está dificil) te vienes y lo pruebas. Ya verás...

Muy bueno lo de Cuntis, habría que repetirlo ¿no?

Anónimo dijo...

Muy evocadora descripción.
un saludo

Anónimo dijo...

Ahhh amigo Mario..vas a lograr aficionarnos a todos a los buenos caldos, habrá que probar el caiño este... por cierto, te acuerdas de aquella jornada de senderismo del bocata y del oso, "e do regato que empata co rio??" jajaj

Sigue con el blog que está majete del todo!

Abrazos

Mariano dijo...

Gracias chavalote. Ya está hablado. Repetiremos lo de Cuntis.

Un abrazo

Vinos y lugares para momentos inolvidables

Galicia entre copas, SEGUNDA EDICIÓN

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